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Al angustiarnos nos alejamos de los brazos de Jesús 2MCP 115

Si educamos nuestras almas para que tengan más fe, más amor, mayor paciencia, una confianza más perfecta en nuestro Padre celestial, tendremos más paz y felicidad a medida que enfrentemos los conflictos de esta vida. El Señor no se agrada de que nos irritemos y preocupemos, lejos de los brazos de Jesús. Él es la única fuente de toda gracia, el cumplimiento de cada promesa, la realización de toda bendición [...]. Si no fuera por Jesús, nuestro peregrinaje realmente sería solitario. Él nos dice: “No os dejaré huérfanos”. Juan 14:18. Apreciemos estas palabras, crearnos en sus promesas, repitámoslas cada día, meditemos en ellas durante la noche y seamos felices.—Nuestra Elavada Vocacion, 122 (1893). 2MCP 115.1