Porque muertos sois, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Colosenses 3:3. NEV 31.1
Jesús quiere que seáis felices, pero no podéis serlo si seguís vuestro propio camino, y los impulsos de vuestro corazón. ... Nuestras nociones, nuestras peculiaridades, son enteramente humanas, y no debe dejarse que predominen sobre nosotros. El yo debe ser crucificado, no una vez u otra, sino diariamente, y lo físico, mental y espiritual debe subordinarse a la voluntad de Dios. La gloria de Dios, la perfección del carácter cristiano, debe ser el blanco y el propósito de nuestra vida. Los seguidores de Cristo deben imitarlo en su disposición. ... El lema es como Cristo, no como vuestro padre o vuestra madre, sino como Jesucristo—ocultos en Cristo, vestidos de la justicia de Cristo, imbuidos con el Espíritu de Cristo. Todas las peculiaridades que nos han sido dadas como herencia, o adquiridas por indulgencia, o a través de una educación errónea, deben ser vencidas cabalmente, y resistidas decididamente. El amor a la estima, y el orgullo de la opinión, todo debe ser llevado al sacrificio. ... NEV 31.2
Jesús es nuestro ayudador; debemos vencer en él y mediante él. La gracia de Cristo está esperando que la pidáis. ... El os dará gracia y fortaleza a medida que la necesitéis y se la pidáis. ... La religión de Cristo atará y restringirá toda pasión no santificada, estimulará hacia la energía, hacia la disciplina propia y el trabajo, aun en las cuestiones hogareñas de la vida diaria, y nos conducirá a aprender economía, tacto, abnegación y a soportar aun las privaciones, sin murmurar. El Espíritu de Cristo en el corazón será revelado en el carácter, en el que desarrollará cualidades nobles y capacidades. “Bástate mi gracia”. (2 Corintios 12:9), dice Cristo.—Carta 25, 1882, pp. 6-8. NEV 31.3
Dios ha hecho mucho para posibilitarnos la libertad en Cristo, para libertarnos de la esclavitud de los malos hábitos y de las malas inclinaciones. Queridos jóvenes amigos, ¿no os esforzaréis por ser libres en Cristo? Señaláis a éste y a aquél cristiano profeso diciendo: “No tenemos confianza en ellos. Si sus vidas son ejemplos de cristianismo, no queremos nada de ellos”. No miréis a los que os rodean. Mirad, en vez de a ellos, a nuestro ejemplo perfecto, el hombre Cristo Jesús. Contemplándolo seréis cambiados a su imagen.—The Youth’s Instructor, 21 de agosto de 1902, pp. 1. NEV 31.4