Con todo, yo siempre estuve contigo: trabaste de mi mano derecha. Hasme guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. Salmos 73:23, 24. NEV 32.1
Antes de iniciar cualquier trabajo importante, recordad que Jesús es vuestro consejero, y que es vuestro privilegio contarle vuestras preocupaciones. No mantengáis a Jesús relegado, y nunca dejéis de mencionar su nombre, nunca dejéis de llamar la atención de vuestros amigos hacia Aquel que está a vuestro lado, para ser vuestro consejero. ¿Vuestros amigos no os considerarían faltos de respeto si estuvieran a vuestro lado y vosotros nunca les hablarais a ellos, o hablarais de ellos? ... NEV 32.2
Muchos se quejan de que Jesús está muy lejos. ¿Quién lo ha colocado tan lejos? ¿No ha sido vuestra propia conducta la que os ha separado de Jesús? El no os ha olvidado, sino que vosotros lo habéis olvidado a él, para dedicar vuestras preferencias a otros. ... Cuando erráis de un lado a otro, y estáis encantados con la voz del seductor, y fijáis vuestros afectos sobre una cosa sin importancia, estáis en peligro de perder vuestra paz y confianza en Dios. Entonces es cuando Satanás os presenta el pensamiento de que Jesús os ha olvidado. ¿Pero no habéis olvidado vosotros a Jesús? ... No nos atrevamos a dejar que su nombre languidezca en nuestros labios, y su amor y recuerdo muera en nuestros corazones. NEV 32.3
“Bueno—dirá el cristiano profeso, frío y formal—, esto es hacer a Cristo demasiado semejante a un ser humano”; pero la Palabra de Dios respalda estas mismas ideas. Es la falta de estos conceptos prácticos y definidos de Cristo, lo que impide que tantos tengan una genuina experiencia en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Esta es la razón por la cual muchos están temiendo, dudando y lamentándose. Sus ideas acerca de Cristo y del plan de salvación son vagas, pesadas, y confusas. Si ellos, como David, hubieran puesto siempre al Señor delante, ... sus pies estarían afirmados sobre una sólida roca. Contemplad a Jesús crucificado delante de vosotros. Contempladlo afligido por vuestros pecados; y cuando oráis, arrepentíos y desead fervientemente verlo como vuestro Redentor, que perdona vuestros pecados, listo para bendeciros, y para oir vuestro reconocimiento de él. Manteneos estrechamente a su lado.—The Youth’s Instructor, 19 de julio de 1894, pp. 228. NEV 32.4