Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata; sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha ni contaminación. 1 Pedro 1:18, 19. NEV 43.1
Debéis considerar que no estáis a vuestra propia disposición para hacer aquello que os plazca para vuestro placer personal. Sois la propiedad del Señor. Cristo os ha comprado con el precio de su propia sangre. Vuestro cuerpo debe ser santificado para el Señor, como un vaso de honra. Es la posesión adquirida de Cristo. Entonces debéis preservar toda facultad, todo órgano, como instrumento para justicia. Satanás desea poseer el poder de vuestro cerebro y vuestra voluntad, pero ellos pertenecen a Jesús. Considerad siempre: “Yo no me pertenezco. Debo apreciar cuidadosa y santamente toda parte de la posesión adquirida por Cristo”. ... NEV 43.2
Satanás puede tratar de ataros a su carro como un alma impotente. Pero gritad victoriosamente que Cristo os ha hecho un hombre libre. No deshonréis a Dios, manifestando ineficacia e incapacidad para vencer plena y gloriosamente, a través de Jesucristo, quien murió para redimiros, y para haceros un hombre libre. Venced, sí, venced. Poned vuestra voluntad a cada instante al lado de la voluntad de Dios. Pensad con esperanza y con valor. Gritad con fe contra Satanás, y mirando a Jesús, quien es el autor y el consumador de vuestra fe, decid: “Jesús, mi Redentor, soy débil. No puedo hacer ninguna cosa sin tu ayuda especial. Apoyo en ti mi alma desvalida”. Y después permitid que vuestra imaginación se espacie en el pensamiento de que estáis en la presencia de Jesús, caminando con Dios, con vuestra vida oculta con Cristo en Dios. ... Entonces no glorificaréis a Satanás, imaginándoos débiles y desvalidos. Os mantendréis muy arriba, en una atmósfera pura y santa. Recibiréis el Espíritu Santo corno consolador y santificador. ... Tendréis un espíritu sereno en Dios. Diréis: “Jesús vive, y porque él vive, yo también viviré. El ha vencido a Satanás por mí, y yo no seré vencido por el maligno. No deshonraré a mi Señor y guía; sino que triunfaré en su santo nombre, y saldré más que vencedor”.—Carta 31, 1893, pp. 3, 4. NEV 43.3