¡Cuántos obreros útiles y honrao s en la causa de Dios recibieron su preparación en medio de los humildes deberes de las más modestas posiciones en la vida! Moisés estaba destinado al trono de Egipto, pero Dios no podía sacarlo de la corte del rey para hacer la obra que le tenía reservada. Únicamente cuando hubo pasado cuarenta años como pastor fiel fué enviado para librar a su pueblo. Gedeón fué tomado de la era para ser instrumento en las manos de Dios para librar a los ejércitos de Israel. Eliseo fué llamado a abandonar el arado y cumplir la orden de Dios. Amós era labrador, cultivador del suelo, cuando Dios le dió un mensaje que proclamar. Todos los que lleguen a ser colaboradores de Cristo tendrán que hacer mucho trabajo duro y desagradable, y sus lecciones de instrucción deben ser elegidas sabiamente, y adaptadas a sus peculiaridades de carácter y a la obra que han de ejecutar.—Obreros Evangélicos, 347, 348. SC 76.3