Cuando se convertían hombres promisorios y capaces como en el caso de Timoteo, procuraban Pablo y Bernabé presentarles vívidamente la necesidad de trabajar en la viña del Señor. Y cuando los apóstoles se iban a otra ciudad, la fe de esos conversos no disminuía, sino que se acrecentaba. Habían sido fielmente instruidos en el camino del Señor y enseñados a trabajar abnegada, fervorosa y perseverantemente por la salvación de sus prójimos. Esta solícita educación de los neófitos era un importante factor del notable éxito que obtuvieron Pablo y Bernabé al predicar el Evangelio en tierras paganas.—Los Hechos de los Apóstoles, 151, 152. SC 77.1
A medida que se establezcan iglesias, debe hacérseles entender que aun de entre ellas han de tomarse hombres para que lleven la verdad a otros y hagan surgir nuevas iglesias; por lo tanto todos deben trabajar y cultivar hasta el máximo los talentos que Dios les ha dado, educando sus mentes para empeñarse en el servicio de su Maestro.—Testimonies for the Church 3:205. SC 77.2
Las operaciones misioneras están constantemente estorbadas por falta de obreros de la debida clase mental, obreros que tengan devoción y piedad y que representen correctamente nuestra fe. Son muchos los que debieran ser misioneros, pero que nunca entran en el campo porque los que alternan con ellos, en la iglesia o en nuestros colegios, no sienten la preocupación de trabajar por ellos, de presentarles los derechos que Dios tiene sobre sus facultades, y no oran por ellos ni con ellos.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 383. SC 77.3
Los que tienen la visión espiritual de la iglesia deben idear formas y medios por los cuales pueda darse una oportunidad a todo miembro de la misma para que desempeñe alguna parte en la obra de Dios. Demasiado a menudo en lo pasado esto no se ha hecho. No se han trazado con claridad ni puesto en ejecución planes por los cuales los talentos de todos pudieran ser empleados en el servicio activo. Hay sólo pocos que se dan cuenta de cuánto han perdido a causa de esto.—Testimonies for the Church 9:116. SC 78.1
En toda iglesia, los miembros deben ser adiestrados, de tal manera que dediquen tiempo a ganar almas para Cristo. ¿Cómo puede decirse de la iglesia: “Vosotros sois la luz del mundo”, a menos que sus miembros estén realmente impartiendo luz? Despierten y comprendan su deber los que están encargados del rebaño de Cristo, y pongan a muchas almas a trabajar.—Joyas de los Testimonios 3:69. SC 78.2