Go to full page →

Excusas vanas SC 136

Cuando Jesús se fué, le dejó a cada uno su obra, y la expresión “No hay nada que hacer” es una excusa indefendible. “Nada que hacer” es la razón de que haya pruebas entre los hermanos: pues Satanás llenará las mentes de los holgazanes con sus propios planes, y los pondrá al trabajo... “Nada que hacer” trae un mal testimonio contra los hermanos, y acarrea la disensión en la iglesia de Cristo. Jesús dice: “El que conmigo no recoge, desparrama”.—The Review and Herald, 13 de marzo de 1888. SC 136.2

Hermanos y hermanas, muchos de vosotros os excusáis de obrar, diciendo que no podéis trabajar para otros. Pero ¿os hizo Dios tan incapaces? ¿No ha sido esta incapacidad vuestra producida por vuestra propia inactividad y perpetuada por vuestra decisión deliberada? ¿No os dió el Señor por lo menos un talento que aprovechar, no para vuestra conveniencia y satisfacción, sino para él? ¿Habéis comprendido vuestra obligación, como siervos suyos, de darle renta mediante un empleo sabio y hábil del capital que os confió? ¿Habéis descuidado las oportunidades de mejorar vuestras facultades a este fin? Es demasiado cierto que pocos han sentido alguna responsabilidad ante Dios.—Joyas de los Testimonios 2:158. SC 136.3

Muchos tienen la idea de que si su vida es una vida de trabajo y ocupación, no pueden hacer nada por la salvación de las almas, nada por el progreso de la causa de su Redentor. Dicen que no pueden hacer las cosas a medias, y por lo tanto se apartan de sus deberes religiosos, y de sus ejercicios espirituales, y se entierran en el mundo. Hacen de sus ocupaciones personales lo primero, y olvidan a Dios, desagradándolo. Si alguien tiene alguna ocupación en la cual no puede progresar en la vida divina y perfeccionar la santidad en el temor de Dios, debe cambiar esa ocupación por otra en la cual pueda tener a Jesús consigo en todo momento.—Testimonies for the Church 2:233, 234. SC 137.1