Cuando los redimidos comparezcan ante Dios, almas preciosas responderán a sus nombres [diciendo] que están allí gracias a los esfuerzos fieles y pacientes hechos en su favor, gracias a las súplicas y a la persuasión ferviente para que acudieran a la Fortaleza. De este modo, aquellos que en este mundo hayan sido colaboradores de Dios recibirán su recompensa.—Testimonies for the Church 8:196-197 (1904). EUD92 298.3
Cuando las puertas de aquella hermosa ciudad en las alturas giren sobre sus resplandecientes goznes, y entren las naciones que han guardado la verdad, sobre sus cabezas serán colocadas coronas de oro, y ellos atribuirán honor, gloria y majestad a Dios. En ese momento algunos acudirán a vosotros y dirán: “Si no hubiese sido por las palabras que me hablasteis en forma bondadosa, si no hubiera sido por vuestras lágrimas y súplicas y fervientes esfuerzos, yo nunca habría visto al Rey en su hermosura” ¡Qué recompensa es esta! ¡Cuán insignificante es la alabanza de los seres humanos en esta vida terrena y pasajera, en comparación con las recompensas infinitas que aguardan a los fieles en la vida futura e inmortal!—Palabras de aliento a obreros de sostén propio (Ph113) 16 (1909). EUD92 298.4