Ahora y hasta el fin del tiempo, el pueblo de Dios debiera ser más ferviente, más despierto, no confiando en su propia sabiduría sino en la de su Dirigente. Debieran apartar días para el ayuno y la oración. Quizás no se requiera una abstinencia completa de alimento, pero debieran comer frugalmente de los alimentos más sencillos.—Cada Día con Dios, 188-189 (1904). EUD92 83.3
El verdadero ayuno que debiera recomendarse a todos es la abstinencia de toda clase de alimento estimulante, y el uso apropiado de alimentos saludables, sencillos, que Dios ha provisto en abundancia. Los hombres necesitan pensar menos sobre lo que comerán y beberán como alimento temporal, y mucho más en cuanto al alimento del cielo, que dará tono y vitalidad a toda la experiencia religiosa.—Medical Ministry, 283 (1896). EUD92 84.1
La levadura de la piedad no ha perdido todo su poder. En el tiempo en que son mayores el peligro y la depresión de la iglesia, el pequeño grupo que se mantiene en la luz estará suspirando y clamando por las abominaciones que se cometen en la tierra. Pero sus oraciones ascenderán más especialmente en favor de la iglesia, porque sus miembros están obrando a la manera del mundo.—Joyas de los Testimonios 2:64 (1882). EUD92 84.2