A causa de obreros no consagrados, a veces las cosas marcharán mal. Podéis llorar por el resultado de la conducta equivocada de otros, pero no os preocupéis. La obra está bajo la supervisión del bendito Maestro. Todo lo que él pide es que los obreros acudan a él para recibir sus órdenes y obedecer sus instrucciones. El lleva sobre su corazón todas las partes de la obra: nuestras iglesias, misiones, escuelas sabáticas, instituciones. ¿Por qué preocuparse? El intenso anhelo de ver a la iglesia imbuida de vida debe atemperarse con una entera confianza en Dios... EUD92 84.3
Nadie les exija demasiado a las facultades que Dios le ha dado en un esfuerzo por hacer avanzar más rápidamente la obra del Señor. El poder del hombre no puede apresurar la obra; a esto debe unirse el poder de las inteligencias celestiales... Aunque todos los obreros que ahora llevan las cargas más pesadas fuesen puestos a un lado, la obra de Dios seguiría adelante.—Testimonies for the Church 7:298 (1902). EUD92 84.4