Los que aman de corazón la obra de Dios, deben comprender que no trabajan para sí mismos ni por el salario reducido que pueden percibir, y que Dios puede hacer rendir mucho más de lo que piensan lo poco que reciben. Les proporcionará satisfacción y bendición mientras trabajan abnegadamente. Y bendecirá a cada uno de nosotros cuando trabajemos con la humildad de Cristo. Cuando veo que algunos buscan salarios más elevados, me digo: “Están perdiendo una bendición preciosa”. Sé que esto constituye un hecho. Lo he visto concretarse una vez tras otra. 2MS 204.1
Ahora, hermanos, animémonos y hagamos lo mejor de nuestra parte, sin pedir salarios más elevados, a menos que nos resulte imposible llevar a cabo el trabajo que se nos ha confiado sin recibir una entrada mayor; pero aun en este caso, permitid que otros, además de vosotros, vean esta necesidad, porque Dios los hace comprensivos, y ellos pronunciarán un dictamen que tendrá más influencia que si nosotros hablásemos mil palabras. Y lo que ellos dictaminen nos colocará en una posición decorosa delante del pueblo. El Señor es nuestro ayudador y nuestro Dios, nuestra vanguardia y nuestra retaguardia. 2MS 204.2
Cuando nos pongamos en la debida relación con Dios, tendremos éxito dondequiera que vayamos; y lo que deseamos es tener éxito y no dinero: una vida de éxito, y Dios nos la dará porque él sabe todo lo relacionado con nuestra abnegación. Conoce cada sacrificio que hemos realizado. Podéis pensar que vuestra abnegación carece de importancia, que deberíais recibir más consideración, y así sucesivamente. Pero tiene importancia delante del Señor. Se me ha mostrado repetidamente que cuando las personas comienzan a buscar salarios cada vez más elevados, en su experiencia ocurre algo que los coloca en una posición donde ya no se encuentran en terreno ventajoso. Pero cuando aceptan un sueldo que pone de manifiesto su abnegación, el Señor ve su renunciamiento personal y les proporciona éxito y victoria. Esto mismo me ha sido presentado en repetidas ocasiones. El Señor que ve en secreto recompensará públicamente cada sacrificio que sus siervos leales hayan estado dispuestos a realizar (Manuscrito 12, 1913). 2MS 205.1