Podemos simpatizar con Ud. aunque estemos alejados. Quiero decirle: No abandone la esperanza, sino que aférrese a la promesa: “Pedid, y se os dará”. Lucas 11:9. Sin embargo, no se desanime si Aquel que puede sanar, que conoce el fin desde el principio, permite que uno de sus hijos muera, para despertarlo en la mañana de la resurrección. Diga: “No se haga mi voluntad sino la tuya”... Si su esposa cae bajo los golpes de la aflicción, recuerde que hay una vida futura. La trompeta final llamará a todos los que hayan recibido a Cristo, que hayan creído en él y confiado en él para obtener salvación. 2MS 291.4
Mi querida Hna., oraremos por Ud. Cuente con nuestra simpatía. Presentaremos su caso al Gran Médico. Entiendo que ya ha sido hecho esto. Aférrese a la mano de Aquel que puede bendecir y sanar si ve que eso es para su bien presente y eterno. Y ahora, mi hermano y hermana, mientras ambos estáis vivos, aprovechad este tiempo precioso para apoderaros por la fe de las valiosas promesas de la Palabra de Dios. Estoy agradecida porque ambos os presentáis como humildes buscadores del perdón de vuestros pecados. Este es vuestro privilegio. No seáis incrédulos. 2MS 292.1
Nuestro precioso Salvador ha dado su vida por los pecados del mundo, y ha prometido salvar a todos los que acudan a él. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16. Estas son las condiciones para obtener la vida eterna. Cumplid con ellas y vuestra esperanza será segura, ya sea que viváis o muráis. Confiad en el Redentor que salva a las almas. Echad sobre él vuestra alma desvalida, y él la aceptará, la bendecirá y la salvará. Tan sólo creed. Recibidlo de todo corazón, y sabed que él desea que ganéis la corona de la vida. Que ésta sea vuestra petición más grande y más fervorosa. Entregaos por completo, y él os limpiará de toda contaminación, y os convertirá en vasos para honra. Podéis ser emblanquecidos en la sangre del Cordero. Así ganaréis la victoria... Manteneos firmes en la fe.—Carta 45, 1905. 2MS 292.2
No lo olvidamos; lo recordamos en nuestras oraciones en el culto de la familia. Permanezco despierta por las noches orando al Señor por Ud. 2MS 293.1
Oh, me siento tan triste por Ud. Continuaré orando para que reciba la bendición de Dios. El no lo dejará sin consuelo. Este mundo importa poco, pero mis queridos hermano y hermana, Jesús dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. Mateo 7:7. Ruego para que esta promesa se cumpla para vosotros... 2MS 293.2
Hermano mío, una noche me pareció estar inclinada sobre Ud., diciéndole: “Tan solo un poquito más, tan sólo un poco más de dolor, unas pocas horas más de sufrimiento, y luego el descanso, el bendito descanso. Ud., particularmente, encontrará paz. Toda la humanidad debe ser probada. Todos debemos beber la copa y recibir el bautismo de aflicción. Pero Cristo probó la muerte más cruel en beneficio de cada ser humano. El sabe cómo compadecerse y simpatizar. Tan sólo descanse en sus brazos; él lo ama y lo ha redimido con su amor eterno. Sea fiel hasta la muerte, y recibirá la corona de la vida. 2MS 293.3
“Todos los que vivan en nuestro mundo de aquí en adelante conocerán el significado de las pruebas. Sé que Dios le proporcionará gracia y que no lo olvidará. Recuerde la promesa de Dios: ‘Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen’. Apocalipsis 14:13. Tenga buen ánimo. Estaría ahora con Ud. si pudiera, pero nos encontraremos en la mañana de la resurrección”... 2MS 293.4
También hablaba palabras de consuelo a la Hna. C. La estaba animando, y la habitación parecía estar llena de ángeles de Dios. Que Uds. dos tengan buen ánimo. El Señor no los olvidará ni los dejará.—Carta 312, 1906. 2MS 293.5