Go to full page →

27—Los enlutados 2MS 294

El luto enternece y subyuga 2MS 294

Ha sido mi parte el ser castigada por la aflicción, lo cual ha ejercido sobre mí una influencia enternecedora y subyugadora, ha quitado la enemistad de mi corazón, y lo ha llenado de simpatía y amor. Mi vida de luto,*Dos de sus cuatro hijos habían muerto a una edad temprana: el mayor, Enrique, a los 16 años, y el menor, Heriberto, a los tres meses. Su esposo, el pastor Jaime White, murió en 1881 después de una enfermedad muy breve, a la edad de 60 años. En la última parte de este capítulo se alude a esta experiencia. dolor y sufrimiento no ha transcurrido sin que recibiera preciosas revelaciones de la presencia de mi Salvador. Mis ojos han sido atraídos hacia el cielo que brilla con hermosura sobre nosotros; he vislumbrado el mundo eterno y la sobremanera grande recompensa. Cuando todo ha parecido tenebroso, se ha abierto un espacio en las nubes y los rayos procedentes del trono han dispersado las tinieblas. Dios no desea que ninguno de nosotros permanezca postrado a causa de la intensa aflicción, con los corazones transidos de dolor. El quiere que miremos hacia arriba y veamos el arco de la promesa, y que reflejemos la luz para otras personas. 2MS 294.1

Oh, el bendito Salvador se halla junto a muchas personas cuyos ojos están de tal modo enceguecidos por las lágrimas que no alcanzan a discernirlo. El anhela aferrar firmemente nuestras manos, mientras nosotros nos aferramos a él con fe sencilla, y le imploramos que nos guíe. Tenemos el privilegio de gozarnos en Dios. Si dejamos que la confortación y la paz de Jesús entren en nuestras vidas, seremos mantenidos cerca de su gran corazón de amor.—The Review and Herald, 25 de noviembre de 1884. 2MS 294.2