“Dice el necio en su corazón: No hay Dios”. Salmos 14:1. Los intelectos más poderosos de la tierra no pueden comprender a Dios. Si él se revela de alguna manera a los hombres, lo hace velándose en el misterio. Sus caminos están más allá de toda investigación. Los hombres deben estar siempre buscando, siempre aprendiendo; y sin embargo hay una infinidad más allá. Si los hombres pudieran comprender plenamente los propósitos, la sabiduría, el amor y el carácter de Dios, ya no creerían en él como un ser infinito, ni le confiarían los intereses de sus almas. Si alcanzaran un conocimiento pleno del Ser supremo, él ya no seguiría siendo supremo. 3MS 350.1
Hay hombres que piensan que han hecho admirables descubrimientos científicos. Citan las opiniones de los sabios considerándolos infalibles, y enseñan como verdades incontrovertibles las deducciones de la ciencia; y la Palabra de Dios, que es dada como una lámpara para los pies del cansado viajero del mundo, se juzga según esta norma y se considera como deficiente. 3MS 350.2
La investigación científica en la cual estos hombres se han ocupado ha resultado ser una trampa para ellos. Ha oscurecido sus mentes, y se han desviado hacia el escepticismo. Tienen conciencia de cierto poder, y en lugar de buscar en la fuente de toda sabiduría triunfan en la superficialidad del conocimiento que han obtenido. Han exaltado su sabiduría humana oponiéndola a la sabiduría del Dios grande y poderoso, y se han atrevido a entrar en controversia con él. La Palabra inspirada los declara “necios”. 3MS 350.3