La opinión de un hombre—Es un error hacer creer a los hombres que los obreros de Cristo no debieran hacer nada antes de haber llevado el asunto a una persona de responsabilidad. No se debe educar a los hombres para que consideren a los hombres como si fueran Dios. Aunque es necesario que haya consejo y unidad de acción entre los obreros, la opinión y el juicio de un hombre no deben ser el poder controlador.—The Review and Herald, 7 de agosto de 1894. 1MCP89 269.1
Crecer en eficiencia—Dios es el dirigente de su pueblo, y El enseñará cómo usar su cerebro a los que le entregan sus mentes. Al emplear su capacidad ejecutiva, crecerán en eficiencia. La herencia del Señor está formada por vasos grandes y pequeños, pero cada uno de ellos tiene su obra individual que hacer. No ha de dependerse del juicio de un hombre, o de dos o tres hombres, como si fueran el camino seguro que todos deben seguir. Miren todos a Dios, confíen en El, y crean plenamente en su poder. Unanse en yugo con Cristo y no con los hombres, porque éstos no tienen poder de impedirles que caigan.—Carta 88, 1896. 1MCP89 269.2
Consejo a un ejecutivo—Usted debe depender de Dios. No debe permitir que otros hombres vacíen sus mentes en la de usted. No ha de permitirles que, por su persuasión, lo conduzcan por un sendero falso. Ponga su confianza completamente en quien declara: “No te desampararé, ni te dejaré”. Hebreos 13:5.—Carta 92, 1903. 1MCP89 269.3
La dependencia de Dios crea confianza—Cuando los hombres dejen de depender de los hombres, cuando hagan de Dios su eficiencia, se manifestará más confianza mutua. Nuestra fe en Dios es sumamente débil y nuestra confianza mutua es demasiado exigua.—Testimonios para los Ministros, 214 (1895). 1MCP89 270.1
La autodependencia conduce a la tentación—Por medio de férvida oración y de entera confianza en Dios, Salomón alcanzó un grado de sabiduría que despertó la admiración del mundo. Pero cuando se alejó de la Fuente de su fuerza y se apoyó en sí mismo, cayó presa de la tentación. Entonces las facultades maravillosas que habían sido concedidas al más sabio de los reyes, sólo lo convirtieron en agente tanto más eficaz del adversario de las almas.—El Conflicto de los Siglos, 563, 564 (1911). 1MCP89 270.2
La dependencia de otros puede significar inmadurez—Los hombres, que debieran ser tan leales como la brújula al polo en toda emergencia, han llegado a ser ineficientes por sus esfuerzos de protegerse de la censura y por evadir las responsabilidades por temor al fracaso. Los hombres de intelectos gigantescos son apenas bebés en la disciplina porque son cobardes con respecto a tomar y llevar las cargas que deberían llevar. Descuidan el llegar a ser eficientes. Han confiado por demasiado tiempo en que un hombre planifique por ellos y les haga pensar que están altamente capacitados para obrar por sí mismos en favor de la causa de Dios. Las deficiencias mentales salen a nuestro encuentro en todo momento. 1MCP89 270.3
Los hombres que se contentan con permitir que otros hagan planes y piensen por ellos no están completamente desarrollados. Si tuvieran que hacer solos sus planes se descubriría que son juiciosos y calculadores. Pero cuando se conectan con la causa de Dios, es algo totalmente diferente para ellos; pierden esta capacidad casi completamente. Se satisfacen en seguir siendo incompetentes e ineficientes como si otros debieran trazar los planes y pensar por ellos. Algunos parecen totalmente incapaces de abrir un camino por sí mismos. ¿Deben ellos siempre confiar en que otros piensen y planifiquen y estudien por ellos, y sean así su mente y su juicio? Dios se avergüenza de tales soldados. El no recibe honra cuando tienen alguna parte en su obra puesto que son sólo máquinas.—Testimonies for the Church 3:495, 496 (1875). 1MCP89 270.4
Se necesitan hombres independientes—Se necesitan hombres independientes, de esfuerzo ardoroso, cuyos caracteres no sean tan impresionables como la arcilla. Aquellos que desean que se les dé el trabajo listo para sus manos, que desean una cantidad fija que hacer y un salario fijo, y que desean hallar un molde exacto sin la molestia de adaptarse ni prepararse, no son los hombres a quienes Dios llama a trabajar en su causa. Un hombre que no pueda adaptar sus capacidades a casi cualquier lugar, si la necesidad lo exige, no es el hombre para este tiempo. 1MCP89 271.1
Los hombres a quienes Dios relacionará con su obra no han de ser flexibles ni carecer de fibra, músculo y fuerza moral de carácter. [Sólo con esfuerzo perseverante y continuo pueden los hombres tener la disciplina necesaria como para hacer una parte en la obra de Dios. Estos hombres no debieran desanimarse si las circunstancias y el ambiente son muy desfavorables. No debieran abandonar su propósito, como si fueran un fracaso total, hasta que estén convencidos más allá de toda duda de que no pueden hacer mucho para el honor de Dios y el bien de sus almas].—Obreros Evangélicos, 139; Testimonies for the Church 3:496 (1875). 1MCP89 271.2
La independencia no santificada procede del egoísmo—Los males de la estima propia y de una independencia no santificada, que dañarán mucho nuestra utilidad y que nos llevarán a la ruina si no la vencemos, proceden del egoísmo. “Tomen consejo juntos” es el mensaje que el ángel de Dios me repitió una y otra vez. Al influir sobre el juicio de un hombre, Satanás puede lograr el control de las cosas para favorecer sus intereses. Puede tener éxito en desviar las mentes de dos personas; pero cuando varias personas deliberan juntas, hay mayor seguridad. Cada plan será escudriñado con mayor cuidado; cada avance se estudiará con más atención. En consecuencia, habrá menos peligro de tomar decisiones precipitadas o erróneas que provocarían confusión, perplejidad y derrota. En la unión hay fuerza. En la división hay debilidad y derrota.—Testimonies for the Church 5:29, 30 (1882). 1MCP89 271.3