El espíritu que caracterizó la vida y las labores de la Sra. White durante los años finales de su ministerio se refleja en una comunicación titulada “Valor en el Señor”, dirigida a sus hermanos reunidos en el congreso general de 1913. Sus palabras de exhortación eran en realidad una oración y una bendición: NBEW 479.1
“Oro fervientemente porque la obra que hacemos en este tiempo impresione profundamente el corazón, la mente y el alma. Las perplejidades aumentarán; pero como creyentes en Dios, animémonos unos a otros. No rebajemos la norma. Mantengámosla elevada, poniendo nuestros ojos en Aquel que es el autor y consumador de nuestra fe. Cuando durante la noche no puedo dormir, elevo mi corazón en oración a Dios, y él me fortalece, y me da la seguridad de que está con sus siervos que ministran en este país y en los países distantes. Me siento animada y bendecida cuando me doy cuenta de que el Dios de Israel está todavía guiando a su pueblo, y que continuará estando con él, aún hasta el fin. NBEW 479.2
“Se me ha instruido a decir a nuestros hermanos que ministran: Que los mensajes que broten de vuestros labios estén cargados con el poder del Espíritu Santo. Si hubo alguna vez un tiempo cuando necesitamos la dirección especial del Espíritu Santo es ahora. Necesitamos una consagración completa. Es harto tiempo de que demos al mundo una demostración del poder de Dios en nuestras propias vidas y en nuestro ministerio. NBEW 479.3
“El Señor anhela ver llevada adelante con eficiencia creciente la obra de proclamar el mensaje del tercer ángel. Como él ha obrado en todos los siglos para dar victorias a su pueblo, así en este tiempo anhela llevar a un triunfante cumplimiento las promesas que ha hecho a su iglesia. El pide a sus santos creyentes que avancen en forma unida, yendo de una fuerza a una fuerza mayor, de la fe a una seguridad y a una confianza acrecentada en la verdad y la justicia de su causa. NBEW 480.1
“Hemos de mantenernos firmes como una roca a los principios de la Palabra de Dios, recordando que Dios está con nosotros para darnos fortaleza a fin de hacer frente a cada nueva experiencia. Mantengamos siempre en nuestras vidas los principios de la justicia, para que avancemos de fortaleza en fortaleza en el nombre del Señor. Hemos de considerar como muy sagrada la fe que ha sido sostenida por la instrucción y la aprobación del Espíritu de Dios desde nuestra primera experiencia hasta el tiempo presente. Hemos de considerar como preciosa la obra que el Señor ha estado llevando adelante por medio de su pueblo que guarda sus mandamientos, y que, mediante el poder de su gracia, aumentará en fuerza y en eficiencia a medida que avanza el tiempo. Los enemigos están tratando de nublar el discernimiento de los hijos de Dios, y debilitar su eficacia; pero si éstos trabajan de acuerdo con la dirección del Espíritu Santo, el abrirá puertas de oportunidades delante de ellos, para la obra de edificar los antiguos lugares desolados. Su experiencia será una experiencia de constante crecimiento, hasta que el Señor descienda del cielo con poder y grande gloria para poner su sello de triunfo final sobre sus fieles. NBEW 480.2
“La obra que está delante de nosotros pondrá a prueba toda la capacidad del ser humano. Exigirá el ejercicio de una fe fuerte y de constante vigilancia. En ocasiones, las dificultades que encontraremos serán muy desalentadoras. La misma grandeza de la tarea nos abrumará. Y sin embargo, con la ayuda de Dios sus siervos triunfarán finalmente. Por lo cual pido hermanos míos, que no desmayéis a causa de las tribulaciones que os esperan. Jesús estará con vosotros. El irá delante de vosotros por medio de su Santo Espíritu, preparando el camino. Y él será vuestro ayudador en toda emergencia. NBEW 480.3
“‘Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura; y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén’”.9The General Conference Bulletin, 164-165. NBEW 481.1