Por pedido especial de los administradores de la Unión del Pacífico y de la Asociación de California, se realizó un servicio a la memoria de Elena de White en Richmond, California, al día siguiente en que se hizo el servicio fúnebre en Elmshaven. NBEW 500.1
No fue difícil hacer los arreglos para tal servicio, siendo que se hallaba en sesión en Richmond el congreso campestre de la Asociación de California. Richmond está sobre la principal vía férrea que va de la costa del Pacífico al este, adonde el cuerpo había de ser conducido para ser enterrado en el lote de la familia. En consecuencia, se hicieron los anuncios enviándolos a las grandes iglesias cercanas, y en la mañana del 19 de julio más de mil amigos provenientes de ciudades que rodean la bahía de San Francisco y también de puntos distantes, se congregaron en el campamento de Richmond. NBEW 500.2
El pastor E. E. Andross, presidente de la Unión de Pacífico, estaba a cargo del servicio, y fue ayudado por el pastor E. W. Farnworth, vicepresidente de la Unión; el pastor J. N. Loughborough, un honrado pionero del movimiento adventista, y el pastor A. O. Tait, director de Signs of the Times.1Los conductores del féretro eran el pastor J. L. McElhany, presidente de la Asociación de California; los pastores A. Brorsen, E. J. Hibbard, G. W. Reaser, W. M. Healey, y C. E. Ford. Los cantores fueron los hermanos D. Lawrence, C. A. Shull, J. H. Paap, y Ernest Lloyd. NBEW 500.3
El himno de apertura que comienza con las palabras “Dulce sea el descanso”, y la lectura bíblica hecha por el pastor E. W. Farnsworth (1 Corintios 15:12-20, 35-38, 42-45; 2 Corintios 4:6-18; 5:1-10), prepararon las mentes de la congregación para entrar en el espíritu de la invocación ofrecida por el pastor Loughborugh. En el curso de la misma él reconoció que, “aunque nos sobrevienen aflicciones, y aunque algunos obreros en esta causa deben deponer la armadura por falta de fuerza física”, el propósito de Dios será realizado. Cuando el Salvador fue puesto en la tumba, los discípulos pensaron que la obra del Señor en la tierra había finalizado; pero su muerte en la cruz era en realidad la misma vida de la causa que había promovido. NBEW 501.1
Un bosquejo biográfico cuidadosamente preparado, escrito por el pastor M. C. Wilcox, de la Pacific Press Publishing Association, fue leído por un asociado, el pastor A. O. Tait, porque Wilcox se hallaba en el este. En los párrafos introductorios se estableció el principio de que “Dios utiliza en gran manera a los individuos. Todos los grandes movimientos, los reavivamientos religiosos y las crisis de los siglos han tenido como centro a individuos, de manera que la historia de las vidas de estas personas deben incluir la historia de la obra de Dios en el mundo, o la historia de las crisis o de los movimientos”. Citando las biografías de Noé, Abrahán y otros notables personajes hebreos, de Wyclif, de Lutero y de los hermanos Wesley, el escrito continuaba: NBEW 501.2
“Y en el Movimiento Adventista, en la proclamación del último mensaje de reforma al mundo, hay dos personas cuyas biografías necesariamente deben incluir el comienzo y el establecimiento del movimiento y su crecimiento mundial. Sí, más todavía, la mano de Dios a través de ellos afectará el movimiento hasta el fin. Me refiero al pastor Jaime White y a su amada esposa, la Sra. Elena G. White”. NBEW 502.1
En esta revisión de la historia de la vida de la Sra. White, tal como fue leída en Richmond, sus labores en la costa del Pacífico fueron bosquejadas de la siguiente manera: NBEW 502.2
“La obra en California fue inaugurada por los pastores J. N. Loughborough y D. T. Bordeau en el verano de 1868. En el otoño de 1872 el pastor White y su esposa visitaron San Francisco, Santa Rosa, Woodland Healdsburg y Petaluma. Aquí sus mensajes fueron recibidos por almas fervorosas, y sus labores fueron grandemente apreciadas. NBEW 502.3
“En febrero de 1873 el pastor White y su esposa fueron a Míchigan, y regresaron a California en diciembre de ese año para asumir nuevas y mayores cargas y comenzar nuevas empresas. En 1874 asistieron a dos reuniones generales bajo tienda realizadas en Oakland. Aquí habló la Sra. White con impacto notable sobre el asunto de la temperancia, en una campaña local. NBEW 502.4
“Fue ése el tiempo en que la obra de publicaciones se empezó en Oakland, pues el primer número de Signs of the Times lleva la fecha de junio 4 de 1874. En 1875 se organizó la Pacific Press, con un capital inicial de 28.000 dólares. Esta asociación continúa ahora bajo el nombre de Pacific Press Publishing Association, con un capital de cerca de 250.000 dólares y una producción anual de un millón de dólares en publicaciones religiosas y educacionales.*El capital de la Pacific Press al publicarse la primera edición castellana de esta obra (1981) es de 12.000.000 de dólares, y las ventas anuales superan los 21.000.000 de dólares. NBEW 502.5
“Dios reveló a la Sra. White que se haría una gran obra en la costa del Pacífico, en las ciudades que rodean la bahía. Esto comenzó a materializarse muy pronto; pues se erigieron iglesias en Oakland y San Francisco en 1875 y 1876. Con el objeto de ayudar a edificar estas iglesias, el pastor White y señora vendieron todo lo que tenían en el este. NBEW 503.1
“La Sra. White estuvo íntimamente relacionada con el comienzo del colegio de Healdsburg, del cual salieron obreros a todas partes del mundo. Esa escuela, que ha recibido también el pleno apoyo de la Sra. White, es ahora el Pacific Union College, establecido cerca de Santa Elena. NBEW 503.2
“Siendo que el pastor White y su esposa tuvieron una gran carga en la edificación del Sanatorio de Battle Creek, ellos sintieron especial placer en animar a emprender una obra similar en California, lo cual resultó en el desarrollo del Sanatorio de Santa Elena, que empezó con el nombre de Rural Health Retreat (Retiro Rural para la Salud). Habiendo padecido sufrimientos físicos toda la vida, las simpatías de la Sra. White han estado siempre dirigidas a los afligidos. En relación con tres otras empresas médico-misioneras de California—la de Paradise Valley, cerca de San Diego; la de Glendale, cerca de Los Angeles; y la de Loma Linda—, la Sra. White ha llevado heroicas cargas y prestado una gran ayuda. Esto es especialmente cierto con respecto al Colegio de Médicos Evangelistas de Loma Linda. NBEW 503.3
“En 1878 visitó Oregon. Allí asistió al primer congreso campestre de ese Estado, en Salem... NBEW 503.4
“Su vida fue una vida de sacrificio. En medio de la pobreza, con una salud precaria, enferma ella misma, con su familia también enferma, trabajando con sus manos junto con su esposo, economizando aun en las necesidades fundamentales de la existencia, ministrando a los demás esperanza y ánimo mientras ella misma estaba en las más desanimadoras circunstancias, ella cubrió con creces el lapso de su vida con abnegación y olvido de sí misma por causa de los demás. Donó muchas veces por encima de lo que podría haberla mantenido con comodidad. Sus llamamientos a los demás han sido a obrar, obrar, obrar por Dios y por la humanidad; pero en esto fue grandemente bendecida por Dios. Llegó muchas veces a las puertas de la muerte, y cuando sus amigos habían perdido la esperanza de que continuara viviendo, y los médicos la habían desahuciado, fue repetida y milagrosamente restaurada a la salud. NBEW 503.5
“La Sra. White terminó aquí su obra como empezó: pobre en bienes de este mundo. Los ingresos que recibió de los libros, lo cual no era una suma considerable, han sido usados liberalmente para dar ayuda a empresas necesitadas y a gente en necesidad. Su corazón siempre manifestó simpatía, y sus propias manos a menudo ministraron al enfermo y al sufriente... NBEW 504.1
“La vida de la Sra. White vive después de ella. Se hizo de enemigos por la enseñanza y la reprobación directa que necesitó hacer. Se la juzgó mal y se la calumnió. Los que la conocen mejor, pueden apreciar mejor su vida. Ella era humana, sujeta a todas las debilidades de la raza humana; pero encontró en Cristo un precioso Salvador y Ayudador. El la llamó a hacer una obra muy impopular, y ella respondió. El la usó en forma poderosa. Ella ha sido en realidad una madre de Israel. NBEW 504.2
“Nuestro bendito Señor expresó el juicio más ecuánime del corazón humano cuando dijo que un árbol se conoce por sus frutos. A la luz de este principio, la vida de nuestra hermana y su bendita influencia sobre todos aquellos cuyas vidas fueron tocadas por las mismas, son un testimonio de su carácter y de su obra. Estando muerta, todavía habla”. NBEW 504.3
Para el discurso que siguió a la lectura de este bosquejo biográfico, el pastor E. E. Andross eligió como su texto las palabras: “Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen”. NBEW 505.1
“Con respecto a ninguna persona—declaró el orador—puede decirse con mayor verdad que de nuestra querida hermana, que este pasaje se ha cumplido; y en las actuales circunstancias, nuestros corazones claman en espera de la gloriosa mañana de la resurrección. Necesitamos saber que la muerte ha de ser destruida, que los que duermen serán despertados. Pero por bendita que sea la vida de los que descansan, necesitamos saber que la persona amada se levantará a una gloriosa inmortalidad. Y el Señor no nos ha dejado para llorar como los que no tienen esperanza. ‘De la mano del Seol los redimiré,—escribe el profeta—; los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh Seol”. ¡Benditas palabras!... NBEW 505.2
De nuevo leo las palabras del profeta Isaías, como se registran en el capítulo 26: ‘Tus muertos vivirán, sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! Porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos”. La muerte ha de ser eventualmente destruida, y los que duermen serán despertados... NBEW 505.3
“De manera que hoy en día, hermanos míos, y especialmente los que están más dolidos en esta ocasión—los miembros de la familia—, os digo: No hemos de llorar como los que no tienen esperanza. Nuestra hermana, después de setenta y más años de ferviente, fatigoso y fiel trabajo por el Maestro, descansa ahora en el sueño final; pero pronto ha de levantarse. ‘Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero’. Ella oirá la voz del arcángel, y saldrá... Ojalá que nosotros, como nuestra querida hermana, sigamos ‘al Cordero por dondequiera que va’. Y cuando pronto nuestras labores hayan terminado, como el gran apóstol podamos decir: ‘He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe’”. NBEW 505.4
Con la entonación de un himno y la oración de despedida por el pastor E. W. Farnsworth, se clausuró el servicio conmemorativo de Richmond. NBEW 506.1