Pronto después de nuestro regreso a Rochester, Nueva York, mi esposo se ocupó en escribir el libro Signs of the Times. El todavía estaba débil, y podía dormir solamente poco tiempo, pero el Señor fue su sostén. Cuando su mente se hallaba en estado confuso y sufriente, nos inclinábamos delante de Dios, y en nuestra aflicción clamábamos a él. El oía nuestras fervientes plegarias, y a menudo bendecía a mi esposo, de manera que con un espíritu aliviado continuaba con su trabajo. Muchas veces en el día nos presentábamos delante del Señor de esta manera, en ferviente oración. Ese libro no fue escrito con la propia fuerza de mi esposo. NBEW 164.4
En el otoño de 1853 asistimos a algunas conferencias que se realizaron en Buck Bridge, Nueva York; Stowe, Vermont; Boston, Dartmouth y Springfield, Massachusetts; Washington, Nueva Hampshire; y New Have, Vermont. Este fue un viaje trabajoso y más bien desanimador. Muchos habían abrazado la verdad, pero no habían sido santificados en su corazón y en su vida. Elementos de lucha y rebelión se hallaban en acción, y era necesario que se realizara un movimiento para purificar la iglesia. NBEW 165.1