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La fraternidad humana OE 346

En la fraternidad humana, se requiere toda clase de talento para hacer un perfecto conjunto; y la iglesia de Cristo está compuesta de hombres y mujeres de diversos talentos, y de todas clases. Dios no quiso nunca que el orgullo de los hombres abrogase lo que su sabiduría había ordenado, a saber: la combinación de mentes de toda clase, de todos los diversos talentos para formar un conjunto completo. Nadie debe menoscabar ninguna parte de la gran obra de Dios, sean los agentes encumbrados o humildes. Todos tienen que hacer su parte en cuanto a difundir la luz en diferentes grados. OE 346.1

No debe haber monopolio de lo que, en cierta medida, pertenece a todos, encumbrados y humildes, ricos y pobres, sabios e ignorantes. Ningún rayo de luz debe ser estimado en menos que su valor, ningún rayo debe ser cegado ni pasar inadvertido, ni siquiera ser reconocido de mala gana. Desempeñen todos su parte para la verdad y la justicia. Los intereses de las diferentes clases de la sociedad están indisolublemente unidos. Estamos todos entretejidos en la gran trama de la humanidad, y no podemos retirar nuestras simpatías unos de otros, sin que haya pérdida. Es imposible que se conserve una influencia sana en la iglesia cuando no existen esta simpatía y este interés recíprocos. OE 346.2