La obra misionera médica evangélica debe llevarse adelante de una manera muy prudente y cabal. La obra solemne y sagrada de salvar almas debe progresar de una manera modesta, aunque elevada. ¿Dónde están las fuerzas que trabajan? Hombres y mujeres cabalmente convertidos, hombres y mujeres de discernimiento y aguda percepción, deben obrar como dirigentes. Debe ejercer buen criterio al emplear personas para hacer esta obra especial,—personas que amen a Dios y que anden delante de él con toda humildad, personas que sean eficaces agentes en la mano de Dios para la realización del objeto que tiene en vista, a saber, la elevación y salvación de los seres humanos. OE 373.1
Los misioneros médicos evangelistas podrán hacer excelente trabajo de avanzada. La obra del predicador debe fusionarse plenamente con la del misionero médico evangelista. El médico cristiano debe considerar su obra tan elevada como la del ministerio. El lleva una doble responsabilidad; porque en él se combinan las calificaciones del médico y las del ministro del Evangelio. La suya es una obra grande, sagrada y muy necesaria. OE 373.2
El médico y el predicador deben comprender que se dedican a la misma obra. Deben trabajar en armonía perfecta. Deben aconsejarse mutuamente. Por su unidad, darán testimonio de que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para salvar a todos los que crean en él como Salvador personal. OE 373.3
Médicos de habilidades profesionales superiores a las del médico común, deben dedicarse al servicio de Dios en las ciudades grandes. Deben tratar de alcanzar a las clases superiores.... Los misioneros médicos que trabajan en ramos de evangelización están haciendo una obra tan elevada como la de sus colaboradores del ministerio. Los esfuerzos hechos por estos obreros no han de limitarse a las clases más pobres. Las clases superiores han sido extrañamente descuidadas. En las clases elevadas, se encontrará a muchos que responderán a la verdad, porque ésta es consecuente y lleva la señal del elevado carácter del Evangelio. No pocos hombres de capacidad ganados así para la causa entrarán con energía en la obra del Señor. OE 374.1
El Señor llama a los que están en posiciones de confianza, a aquellos a quienes entregó sus preciosos dones, para que usen sus talentos de intelecto y recursos en su servicio. Nuestros obreros deben presentar a estos hombres un claro resumen de nuestro plan de trabajo explicándoles lo que necesitamos a fin de ayudar a los pobres y menesterosos y para establecer esta obra sobre una base firme. Algunos de ellos serán inducidos por el Espíritu Santo a invertir los recursos del Señor de una manera que hará progresar su causa. Cumplirán su propósito ayudando a crear centros de influencia en las ciudades grandes. Obreros interesados serán inducidos a ofrecerse para diversos ramos de esfuerzo misionero. OE 374.2