Aquellos que se han dedicado al servicio del Maestro en respuesta al llamamiento del momento, bien podrían estudiar sus métodos de trabajo. El Salvador, durante su ministerio terrenal, aprovechó las oportunidades para trabajar en los lugares por donde transitaban los viajeros. Jesús moraba en Capernaum mientras viajaba de un lugar a otro, y esta ciudad llegó a conocerse como “su ciudad”. Esta ciudad estaba bien situada para ser el centro de la obra del Salvador. Por encontrarse en la ruta de Damasco a Jerusalén, y a Egipto y el mar Mediterráneo, pasaban por ella o bien descansaban allí, numerosos viajeros de diversos países. Ahí podía Jesús encontrar a gente de todas las naciones y condiciones sociales, el rico, el importante, como también el pobre y el humilde; y sus lecciones serían llevadas a otros países y a muchos hogares. Así la gente se interesaría en investigar las profecías y dirigiría su atención hacia el Salvador, y su misión se llevaría ante el mundo. 9TPI 98.3
En estos días de viajes, las oportunidades para ponerse en contacto con hombres y mujeres de todas las clases sociales y de muchas nacionalidades, son mayores que en los días de los israelitas. Las rutas de viaje se han multiplicado mil veces. Dios ha preparado admirablemente el camino. Tenemos a nuestra disposición los beneficios de la imprenta. Tenemos Biblias y publicaciones en diversos idiomas que explican la verdad para este tiempo, que pueden llevarse con rapidez a todos los países del mundo. 9TPI 99.1
Los cristianos que viven en los grandes centros comerciales y turísticos tienen oportunidades especiales. Los creyentes que moran en estas ciudades pueden trabajar para Dios en el vecindario de sus hogares. 9TPI 99.2
En los centros de salud más famosos y en los centros de turismo, atestados con miles de buscadores de salud y placer, debieran haber ministros y colportores capaces de atraer la atención de las multitudes. Que estos obreros busquen la oportunidad de presentar el mensaje para esta hora y que lleven a cabo reuniones cuando puedan. Que aprovechen sin pérdida de tiempo las ocasiones de hablar a la gente. Acompañados por el poder del Espíritu Santo, que se relacionen con la gente con el mensaje presentado por Juan el Bautista: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Mateo 3:2. La palabra de Dios debe presentarse con claridad y poder, para que oigan la verdad los que tienen oídos para oír. En esta forma el Evangelio de la verdad presente se colocará en el camino de quienes no lo conocen, y será aceptado por muchas personas y llevado a sus hogares en todas partes del mundo. 9TPI 99.3