El Señor necesita toda clase de obreros hábiles. “Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros; a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Efesios 4:11-13. 6TPI 294.1
Todo hijo de Dios debe tener un criterio santificado para considerar la causa en su conjunto y la relación de cada parte con las demás, para que ninguna se perjudique. El campo es vasto, y hay una gran obra de reforma que ejecutar, no en uno o dos ramos, sino en todos. El trabajo médico misionero es parte de esta obra de reforma, pero nunca debería convertirse en la causa de separación de su campo de labor a los obreros del ministerio. La educación de los estudiantes de medicina no es completa si no se preparan para trabajar en conexión con la iglesia y el ministerio, y la utilidad de los que se están preparando para el ministerio sería mucho mayor si recibieran instrucción acerca del extenso e importante tema de la salud. Se necesita la influencia del Espíritu Santo para que la obra esté debidamente equilibrada, y que pueda progresar sólidamente en todo ramo. 6TPI 294.2