Todos los miembros de la iglesia deben participar activamente en la obra misionera dondequiera que se establezca una iglesia. Deben visitar cada familia en el vecindario y conocer su condición espiritual. Si los profesos cristianos hubieran participado en esta obra desde que sus nombres fueron escritos en los libros de la iglesia, no habría ahora una incredulidad tan grande, tales abismos de iniquidad, la maldad sin paralelos que se ve en el mundo actualmente. Si cada miembro de iglesia hubiera procurado iluminar a otros, miles y miles estarían hoy con el pueblo de Dios que observa sus mandamientos. 6TPI 299.1
Y no solamente en el mundo vemos el resultado de la negligencia de la iglesia para trabajar en las filas de Cristo. Esta negligencia ha permitido que se introduzcan en la iglesia actitudes que han eclipsado la importancia de la obra de Dios. Se ha introducido un espíritu de crítica y resentimiento, y en muchos se ha opacado el espíritu de discernimiento. Por este motivo, la causa de Cristo ha sufrido una enorme pérdida. Inteligencias celestiales han estado esperando para colaborar con los agentes humanos, pero su presencia no ha sido notada. 6TPI 299.2