El jueves 15 de diciembre, el Sr. Faulkhead, acompañado por su esposa, tuvieron otra entrevista con la Sra. White. Se les leyó una cantidad de páginas con asuntos nuevos, y ellos aceptaron todo. “Quiero que usted sepa —le dijo a la Sra. White— cómo veo este asunto. Me considero como grandemente honrado por el Señor. Él ha visto conveniente mencionarme a mí, y no estoy desanimado, sino alentado. Seguiré la luz que me ha sido dada del Señor” (Carta 21b, 1892). MV 302.3
La batalla no fue ganada enteramente con el envío de las renuncias. Sus amigos de la logia rehusaron dejarlo en libertad, de modo que él tuvo que completar su período en el cargo por otros nueve meses. Se hicieron los esfuerzos más decididos para retenerlo en su sociedad, pero él había tomado una posición firme y se mantuvo fiel a ella. A veces sus asociados en la iglesia temblaban por él. Elena de White le escribió cartas animadoras en apoyo de su posición. MV 302.4
Con la expiración de su período como oficial de varias de las logias, se ganó la victoria completa, y el Sr. Faulkhead, el 18 de septiembre de 1893, pudo escribirle a la Sra. White y a su hijo: MV 302.5
Queridos Hno. y Hna. White: MV 302.6
Siento mucho placer en decirles que mi período en el cargo como Maestro de la Logia Masónica expiró el mes pasado. Y siento gratitud a Dios por ello. Cuán agradecido le estoy por haberme enviado una advertencia de que estaba viajando en el camino equivocado. Lo alabo por su bondad y su amor mostrados hacia mí al llamarme de entre esa gente. Ahora puedo ver muy claramente que si hubiera continuado con ellos, eso habría sido mi ruina; debo confesar que mi interés por la verdad se estaba enfriando. Pero gracias sean dadas a Dios, él no me dejó seguir con ellos sin darme advertencias a través de su sierva. No puedo expresarle [suficientemente] mi gratitud por ello... MV 302.7
Puedo alabar a Dios con todas mis fuerzas, y luego no puedo expresar [suficientemente] mi gratitud a él por el amor que me ha mostrado. N. D. Faulkhead (DF 522a). MV 303.1
Esta experiencia llenó de gran confianza los corazones de los miembros de iglesia en Australia, y fue siempre una fuente de aliento y de ayuda para el Sr. Faulkhead. Con la renovación de su primer amor e interés en la causa de Dios, él continuó sirviendo por muchos años en la casa publicadora, dando su tiempo, sus fuerzas y su vida para la diseminación del mensaje. MV 303.2
En el testimonio que Elena de White le leyó al Sr. Faulkhead se registraron consejos e instrucciones de aplicación general respecto a la relación de los cristianos con organizaciones del mundo. MV 303.3