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EL SÉPTIMO DÍA COMO DÍA DE REPOSO MV 40

Poco después de su casamiento, Elena y Jaime comenzaron a guardar el séptimo día como el día de reposo. José Bates, un capitán de barco jubilado que vivía en Fairhaven, cerca de New Bedford, el centro portuario ballenero de Massachusetts, les había dado a los White la primera evidencia bíblica para esto. Bates había tomado su posición al respecto en 1845, después de haberse interesado en este asunto por un artículo en The Hope of Israel (La esperanza de Israel), escrito por T. M. Preble. Siendo un hombre de convicción y acción, Bates preparó a su vez un panfleto de 48 páginas, que publicó en agosto de 1846 bajo el título de The Seventh-day Sabbath a Perpetual Sign From the Beginning to the Entering Into the Gates of the Holy City According to the Commandment (El día de reposo del séptimo día, una señal perpetua desde el comienzo hasta la entrada por las puertas de la Santa Ciudad de acuerdo al mandamiento). James White llevó consigo a su casa un ejemplar después de un servicio fúnebre que condujo en Falmouth. Al estudiar él y Elena las evidencias bíblicas para la santidad del séptimo día, tomaron su posición al respecto y comenzaron a enseñarlo al reunirse con sus compa-ñeros de creencia adventistas. En ese entonces había unos 50 observadores del sábado en Nueva Inglaterra y en el Estado de Nueva York (IT, p. 77). MV 40.4

Jaime y Elena White habían aceptado el sábado como día de reposo sólo en base a la evidencia de la Escritura a la que el folleto de José Bates había dirigido su atención. El sábado 3 de abril de 1847, mientras visitaban a los Howland en su casa bien construida en Topsham, Maine, Elena recibió una visión significativa que confirmaba el sábado como día de reposo. Ella escribió al respecto en una carta a José Bates: MV 41.1

En la ciudad vi un templo, en el cual entré. Pasé por una puerta antes de llegar al primer velo. Este velo íúe levantado y pasé al lugar santo. Vi el altar de incienso, el candelabro con las siete lámparas y la mesa con los panes de la proposición, etc. Después de contemplar la gloria del [lugar] santo, Jesús levantó el segundo velo, y entré al Lugar Santísimo. MV 41.2

En el Lugar Santísimo vi un arca, cuya cubierta y lados estaban recubiertos de oro purísimo. En cada extremo del arca había un hermoso querubín con las alas extendidas sobre el arca. Sus rostros estaban frente a frente uno de otro, pero miraban hacia abajo. Entre los dos ángeles se hallaba un incensario de oro. Sobre el arca, donde estaban los ángeles, había una gloria sumamente esplendorosa que semejaba un trono donde moraba Dios. Junto al arca estaba Jesús (WLF, p. 18 [ver también PE, pp. 32-33]). MV 41.3

En la visión Elena vio a Jesús ministrando a favor de los santos en el Lugar Santísimo, y entonces el arca se abrió para que ella pudiese ver su contenido. He aquí su descripción de lo que vio: MV 41.4

Dentro del arca estaba el vaso de oro con el maná, la florida vara de Aarón y las tablas de piedra, que se plegaban la una sobre la otra como las hojas de un libro. Abriólas Jesús y vi en ellas los Diez Mandamientos escritos por el dedo de Dios. En una tabla había cuatro, y en la otra seis. Los cuatro de la primera brillaban más que los otros seis. Pero el cuarto, el mandamiento del sábado, brillaba más que todos, porque el sábado fue puesto aparte para que se lo guardase en honor del santo nombre de Dios. El santo sábado resplandecía, rodeado de un nimbo de gloria (PE, pp. 32-33). MV 41.5

En escenas sucesivas ella fue conducida a lo largo de un repaso de los factores que le dan validez al sábado y su observancia. Se le mostró que el sábado es el punto en torno al cual toda la humanidad debe tomar una decisión de servir a Dios o a un poder apóstata. La visión culminó con la contemplación de la segunda venida de Cristo y la ascensión de los redimidos a la Santa Ciudad, donde Jesús abre las puertas para extender la bienvenida a aquellos que han “guardado ‘los mandamientos de Dios’ ” y tienen ” ‘derecho al árbol de la vida’ ” (WLF, p. 20). MV 42.1

Se le envió a José Bates una carta que contenía este mensaje. Jaime White le sugirió a Bates que hiciese imprimir 1.000 ejemplares en pliegos sueltos y le enviase la factura. Bates hizo eso. Cuando James recibió la factura de $7,50, pidió prestado dinero para pagarla. Escribiendo a Elvira Hastings, de New Ipswich, New Hampshire, declaró que “confiaría en el Señor para que se le enviase el dinero” (JW a Elvira Hastings, 21 de mayo, 1847). MV 42.2

La intensa urgencia que había impulsado tanto a Elena como a Jaime a esparcir las noticias de la segunda venida de Cristo antes del Chasco de 1844 se intensificó ahora con el impacto de las visiones y la certeza procedente de la revelación de la tierna dirección de Dios en favor de sus creyentes fieles. ¿Pero cómo podrían hacer llegar estas noticias maravillosas a un pueblo grandemente disperso y un tanto perplejo? Sin fondos, carente de ninguna fuente de recursos o experiencia, Jaime White se lanzó de lleno a la tarea. MV 42.3

El mes de abril de 1847 marcó la fecha del primer logro importante de Jaime White en el campo de las publicaciones: la publicación de un panfleto de 24 páginas que tituló A Word to the “Little Flock” (Un mensaje a la pequeña grey). El tipo era pequeño y los márgenes angostos, lo que determinaba que una página rindiese el doble del contenido normal de la página de un libro en la actualidad. MV 42.4

Justamente un año antes, el 6 de abril de 1846, él había hecho los arreglos para la publicación en pliegos de prensa de la primera visión de Elena: una sola hoja en tamaño grande impresa de un solo lado. Se lanzó una tirada de 250 ejemplares en Portland, Maine. H. S. Gurney, herrero de Fairhaven, Massachusetts, compartió los gastos de impresión. Llevaba el título significativo de, “Al pequeño remanente esparcido por todas partes”. Un poco más de dos de las tres columnas se dedicaron a la primera visión de Elena. La mitad de la tercera columna se refería a la visión de mediados de febrero de 1845 concerniente al santuario celestial y a los eventos al término de los 2.300 días (PE, pp. 54-56). MV 42.5

Muy claramente A Word to the “Little Flock” representaba el ministerio conjunto de Jaime y Elena White. Jaime había escrito varios artículos para ser publicados en el periódico Day-Dawn, de corta vida, de Crosier, pero cuando llegaron a estar listos, dicho periódico había dejado de publicarse. De modo que después de haber hablado con los Howland y con algunos otros, decidió presentar los materiales en forma de un panfleto. En su párrafo inicial, él explicó: “Deseo llamar la atención de la ‘pequeña grey’ a aquellas cosas que muy pronto ocurrirán en esta tierra” (WLF, p. 1). MV 42.6

El panfleto estaba basado en la Biblia con abundantes referencias y citas de la Escritura. Parece claro que las visiones dadas a Elena le ayudaron a Jaime a organizar ciertas cosas y a aclarar el orden de los eventos. Se recordará que en 1845 se había prevenido un paso en la tendencia a fijar fechas cuando se le mostró a Elena que antes de que Cristo regresase, “los santos debían pasar por el ‘tiempo de angustia de Jacob’, el cual estaba en el futuro” (Id., p. 22). MV 43.1

Los White estuvieron en Topsham durante gran parte de abril y mayo mientras Jaime conseguía que su panfleto se publicase en la cercana Brunswick. Luego regresaron a Gorham donde, durante el verano, esperaron el nacimiento de su primer hijo. Jaime se ocupaba en los trabajos que podía encontrar, decidido a no depender de otros para la subsistencia de ellos. MV 43.2

En agosto de 1847 nació su primer hijo, Henry Nichols. MV 43.3