En el Sermón del Monte Jesús enseñó preceptos de largo alcance. Los presentó de una manera como el pueblo jamás los había escuchado, porque los escribas se habían explayado en tecnicismos. Y los grandes principios, ¿cuáles eran? Eran los primeros cuatro y los últimos seis mandamientos. SE1 204.2
El intérprete de la ley preguntó: «¿Haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?». ¿Qué le respondió Jesús? «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?”, colocando el énfasis necesario sobre la ley. Los judíos habían enviado al escriba a Cristo, esperando encontrar algo para atraparlo en sus palabras. Los escribas y los fariseos pusieron la pregunta en los labios del intérprete de la ley, pero Cristo respondió: «¿Qué dicen la ley y los profetas? ¿Cómo lees?” (Luc. 10: 26). ¿Amarás al Señor con la cuarta parte de tu corazón? No. ¿La mitad de tu alma? Eso es todo lo que podemos esperar de aquellos que sirven a Cristo y a las riquezas. ¿Dos tercios? No. «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Mar. 12: 30), con todo aquello que tenemos. «Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (vers. 31). SE1 204.3
Aferramos a Dios es lo que nos corresponde a todos, pues ello tendrá su consecuencia para nosotros ya sea que luchemos por la corona de gloria inmortal, o que tengamos apariencia de piedad sin el poder de la misma. Las ceremonias, tradiciones y costumbres de los hombre invalidan, tal como Cristo dijo, los mandamientos de Dios. SE1 204.4
¿Acaso están ustedes aferrados a alguna tradición que han heredado a través de las edades? ¿Atesoran tal tradición? ¿La santificará el bautismo y la hará perfecta, de forma que al observarla salven sus almas de la muerte? ¿Lo hará? No, claro que no. Cristo dice: «Yo soy el testigo verdadero” (Apoc. 3: 14). «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último». (Apoc. 1: 8). «Bienaventurados los que guardan sus mandamientos para que su potencia sea en el árbol de la vida y que entren por las puertas en la ciudad» (Apoc. 22: 14 RVA). Yo deseo estar allí. Deseo ver al Rey en su hermosura. El Rey que murió como víctima en la cruz del Calvario por mí, para que yo no sea una esclava del pecado cuando él venga con poder y gran gloria, para ser adorado por todos aquellos que creen. SE1 205.1
Tenemos que ver en Cristo una representación perfecta de la ley de Jehová. Vino a la tierra para eliminar todo vestigio de excusas de parte de cualquier mortal que se mofe del carácter de Dios. ¿En qué consiste esa ley? Es una expresión de su carácter, un trasunto de su carácter. Jesús vino para que todos los que crean en él, todos los que se arrepientan de sus transgresiones y acepten la justicia de Cristo, puedan volver a la lealtad, todos aquellos sobre quienes brilló la luz. SE1 205.2
¿Pero qué sucede si mi padre no supo que el séptimo día debía observarse como reposo? Toda alma que ha vivido en cualquier época es responsable por la luz que ha brillado sobre su senda. Cuando la luz llega, prueba el carácter y la lealtad de cada ser humano. Si durante todos estos años ustedes habían estado pisoteando los mandamientos de la Biblia, entonces decidan que no lo harán más. Los que obedecen serán bendecidos por Dios. Èl afirma que bendecirá a sus hijos y a sus terrenos y a todo aquello sobre lo que ustedes pongan la mano. ¿Creen que Satanás permitirá esto sin luchar para no perder su dominio? SE1 205.3