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34—La vida cristiana SE1 277

«NO OS hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen, y donde ladrones entran y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen, y donde ladrones no entran ni hurtan, porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón». SE1 277.1

«La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?» (Mat. 6: 19-23). SE1 277.2

Cristo es la luz del mundo. En todo lo que hagamos, caminemos en esa luz. En la Palabra de Dios está delineada nuestra obra. No pensemos que el Señor nos ha dado talentos para usarlos de la forma que más nos plazca. Somos depositarios de los talentos que él nos ha dado. SE1 277.3

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Sermón presentado en Battle Creek, Michigan, el 14 de abril de 1901, durante el Congreso de la Asociación General. Manuscrito 31, 1901. Nuestro dinero es suyo. En su uso hemos de recordar que Cristo dio su preciosa vida para que pudiéramos tener un período de prueba a fin de que nos preparemos para la vida futura. «No sois vuestros, pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios» (1 Cor. 6: 19-20).