Mientras mirábamos los destrozos, y luego el coche en el que viajaban el pastor White y su esposa en el momento del accidente, todavía en las vías y a unos ciento veinte metros (cuatrocientos pies) de los escombros, dijimos en nuestro corazón que Dios escuchó nuestras oraciones, y quién sabe si no envió a su ángel para desacoplar ese coche, de modo que sus siervos escaparan sin perjuicios. Este pensamiento impresionó más aun nuestras mentes cuando el señalero dijo que él no lo había desacoplado, y además, que ninguno estaba en la plataforma cuando eso ocurrió, y que era un misterio para él mismo y para todos los ferroviarios cómo haber ocurrido; y que lo que era todavía más misterioso para ellos es que el enganche y el bulón no se hubieran roto, y que el bulón con su cadena estaba sobre la plataforma del coche chocado, como si hubiera sido puesto allí por una mano cuidadosa. GMA 274.2
Para la noche del día 24 las vías habían sido limpiadas de los escombros y los trenes corrían como de costumbre, y el pastor White y su esposa otra vez entraron a los coches e hicieron un viaje seguro a su compromiso en Wisconsin. GMA 275.1