Su obra continuó hasta el año 1844, cerca del final de los 2.300 días. Entonces fue favorecido con otra manifestación del Espíritu Santo, una tercera visión que él no comprendió. En ella se le mostró el sendero del pueblo de Dios hasta llegar a la ciudad celestial. Vio una gran plataforma, o peldaño, sobre el cual se reunían multitudes de personas. Ocasionalmente, uno caía desde la plataforma y se perdía de vista, y de tal persona se decía que había “apostatado”. Entonces vio que la gente subía a un segundo peldaño, o plataforma, y algunos allí también caían por la plataforma y se perdían de vista. Finalmente apareció una tercera plataforma, que se extendía hasta las puertas de la ciudad santa. Una gran compañía se reunió con aquellos que habían avanzado hasta esta plataforma. Como él esperaba que el Señor Jesús viniera en un tiempo muy breve, no pudo reconocer el hecho de que un tercer mensaje había de seguir al primero y al segundo de Apocalipsis 14. En consecuencia, la visión para él era inexplicable, y dejó de hablar en público. Después del fin del período profético, en el año 1845, oyó que otro relataba la misma visión, con la explicación de que “el primer y el segundo mensajes se habían dado, y que un tercero debía seguirlo”. Pronto después este Sr. Foy enfermó y murió. GMA 114.2
Con tales manifestaciones del poder de Dios en conexión con la predicación de su venida “a las puertas”, y con el regocijo de miles que se volvían del pecado para servir al Señor, y para esperar su venida, el pueblo recibió una doble seguridad de que realmente éste era el mensaje de Dios para el mundo. GMA 114.3
Pero vino el 21 de marzo de 1844, y pasó, y el Señor no vino. La convicción de los devotos y reflexivos, sin embargo, era que habían avanzado en armonía con la mente del Señor, y que a su debido tiempo todo quedaría claro. GMA 115.1