Mientras ellos hacían esto comenzó lo que antes era desconocido en las iglesias protestantes: el invitar a la gente a venir a la iglesia para festines y diversión. Todos los que quisieran ir eran invitados a participar con ellos de sus necedades. GMA 118.3
La primera vez que escuchamos de algo similar en Norteamérica fue en el mes de mayo de 1844, justo después del chasco. Sucedió de esta manera: Mientras William Miller, en un salón de Rochester, N. Y., estaba instruyendo y exhortando a varios centenares de adventistas, diciéndoles: “Estamos en el tiempo de demora de Mateo 25; aférrense a su fe; pronto tendremos más luz sobre este asunto”, se estaba teniendo un “festival” en el subsuelo de una de las casas de reunión más grandes de Rochester. Una multitud se reunió, tanto miembros de iglesia como incrédulos, y mientras el presidente de un colegio teológico divertía a la multitud ridiculizando a William Miller, les vendían ostiones, helados, dulces, y por 25 centavos un pequeño panfleto que este hombre había preparado. El librito se titulaba An Exposé of Millerism [Una desenmascaramiento del milerismo]. GMA 118.4
Poco tiempo después, otra denominación en la misma ciudad fijó “un festival” en un salón público, cobrando 25 centavos por la entrada, e invitando a todos los que quisieran venir y participar con ellos de ostiones, helados, torta y dulces. Allí y entonces comenzaron estos festines en las iglesias, que han llegado a ser “fiestas sociales locas”, “paquetes sorpresas”, “estanques de peces”, “concursos de besos”, etc. Esta costumbre de hacer festines en las iglesias ha crecido hasta el punto que ahora un edificio moderno para iglesia no cumple la norma a menos que tenga su cocina, despensa y comedor. Este estado de cosas comenzó en el “período de demora”, tal como lo indicó la parábola. GMA 119.1
William Miller mismo habló del incidente que ocurrió en Rochester con las siguientes palabras: GMA 119.2
“Uno de los D. D. [Doctores en Divinidad] en Rochester, el Sr. _____, de la iglesia _____, escribió un panfleto contra el milerismo, llamó a sus lores y damas a la casa del Señor, hizo una gran fiesta de ostras y otros ‘picnics’, al estilo de Belsasar, bebieron su café y su té, comieron costosas exquisiteces y vendieron sus helados y fiambres, y su panfleto contra el segundo advenimiento del querido Salvador. GMA 119.3
“La noche antes que saliera de allí, otro reverendo caballero tuvo una fiesta de picnic en un salón público o auditorio, y vendió lo mismo de arriba, sus boletos, helados y dulces. Yo estuve contento de escuchar que algunas de las iglesias de diferentes sectas no aprobaban tales fiestas babilónicas; y espero, en mi alma, que no todas estas iglesias sectarias se encuentren ‘comiendo y bebiendo con los borrachos’ cuando Cristo venga. Estoy asombrado de que estos reverendos caballeros no se vean en el espejo de la palabra de Dios; y les recomendaría que leyeran Lucas 14:12-14; Mateo 24:48-51; Lucas 13:25-28; 2 Pedro 2:13; Judas 10-21. Ciertamente estos son los últimos tiempos”. GMA 119.4
Si el pastor Miller hubiera tenido una visión de lo que las iglesias están haciendo, en sus fiestas de donaciones, con “tortas para encontrar el anillo”, “filas para besarse por diez centavos”, sociales locos, santas loterías”, y otros juegos de azar, etc., habría temblado con santo horror”. GMA 119.5