Una buena idea de cómo consideraban los adventistas su obra antes del 21 de marzo de 1844, y justo después de esa fecha, puede obtenerse leyendo la siguiente cita, tomada de un artículo bajo el título “Vindicación”, en el Advent Herald, del 13 de noviembre de 1844, publicado por Joshua V. Himes, Sylvester Bliss, y Apollos Hale: GMA 121.3
“No fuimos apresurados en abrazar nuestras opiniones. Creemos que fuimos honestos y sinceros investigadores de la verdad. Obedecimos el mandato de nuestro Salvador de escudriñar las Escrituras. No confiamos en nuestra propia sabiduría; sino que nos dirigimos a Dios pidiendo guía y dirección, y nos esforzamos para ponernos sobre su altar, confiando que él dirigiría bien nuestros pasos. Examinamos todos los argumentos que se presentaban contra nosotros con un sincero deseo de saber la verdad y ser guardados del error; pero debemos confesar que las variadas y multiformes posiciones de nuestros adversarios solo nos confirmaban en nuestros conceptos. Vimos que si estábamos en lo correcto o no, nuestros adversarios no podían estar en lo correcto; y ellos no estaban de acuerdo entre sí. Los argumentos de cada uno eran tan débiles y pueriles que les era necesario continuamente deshacer lo que habían hecho; y por sus conceptos opuestos y contradictorios demostraban que cualquiera fuera la forma en que consideraban nuestras opiniones, ellos no tenían confianza en las opiniones de otros entre ellos. Y, además, no había un punto cardinal en toda nuestra posición en la que no estábamos sostenidos por uno o más de los que se esforzaban para refutar la inmediata venida del Señor. Mientras nosotros teníamos la presentación literal de las Escrituras para sustentarnos, nuestros adversarios procuraban en vano probar que las Escrituras no han de entenderse literalmente, aunque cada profecía que se ha cumplido lo ha hecho en sus mínimos detalles en una forma sumamente literal. GMA 121.4