Querida Hna. Lucinda,
Lamento haberte escrito las cartas que te escribí. Por más que me sintiera mal, no debía haberte preocupado con ellas. Quémalas, y nunca más voy a molestarte con mis problemas. El Señor es mi refugio; me ha invitado a ir a él cuando estoy trabajada y cansada. No importa cuáles sean las circunstancias, no quiero ser culpable de expresarte otra vez estas cosas. El silencio en las cosas desagradables y desconcertantes siempre ha sido una bendición para mí. Cuando salga de esto, voy a lamentar haberlo hecho. HD 268.5
Tú sabes que cuando te fuiste, no quedó nadie con quien pudiera compartir mis pesares por más tristes que estos fueran; pero eso no es excusa. Le he escrito una carta de confesión a Jaime. Puedes leer todas las cartas que llegan para él desde Oakland y enviárselas a Kansas donde él está. No sé a quién enviarle las cartas en Kansas para que se las entreguen. HD 269.1
Anoche recibí una nueva carta de Jaime en la que expresa sentimientos totalmente diferentes, pero aún no me atrevo a cruzar las planicies. Es mejor que nos mantengamos separados. No he perdido el amor por mi esposo, pero no puedo explicar algunas cosas. No voy a asistir a ninguno de los congresos en el Este. Me voy a quedar en California para dedicarme a escribir. HD 269.2
Las últimas cartas me han hecho tomar la decisión. Las considero como la luz que había estado pidiendo. Hubiera querido ir a la reunión en Kansas, pero no me sentía libre de iniciar el viaje. Está bien; el Señor sabe qué es lo mejor para todos nosotros. HD 269.3
No estoy segura si era tu deber regresar al Este cuando lo hiciste; creo que hubiéramos cumplido mucho más trabajo estando juntas. Pero entiendo las circunstancias, y no quiero emitir una palabra de censura sobre ti o sobre mi esposo, o sobre cualquier otra persona. HD 269.4
Frecuentemente escribo unas veinte páginas por día. He dejado de lado Notas biográficas, para seguir preparando los Testimonios. Mary Clough trabaja como siempre, con interés y alegría. Es una preciosa ayuda. No sé qué haríamos en la casa sin la ayuda de este empleado; hace el pan, los bollos y los pasteles, y cocina las verduras. Se le ha pagado dos dólares por semana, y en las últimas dos semanas, dos dólares y medio. En dos semanas más comenzará a recibir tres dólares. Mary le está enseñando a cocinar; es buen empleado y toma cuidado de toda la casa. HD 269.5
¿Donde está Frankie Patten? ¿Está planeando venir o no? Coméntame algo de todo esto. Cariños a todos.—Carta 67, 17 de mayo de 1876. HD 269.6