Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Mateo 5:48. ELC 188.1
Para que la edificación de nuestro carácter sea grata a Dios debemos avanzar constantemente en espiritualidad. Debemos considerar como algo sin valor todo aquello que amengüe nuestra fe y confianza en nuestro Redentor. Cuanto más luz brilla en nuestras almas, tanto más se nos exige que reflejemos esa luz sobre otros. Dios desea que dejes brillar tu luz sobre el mundo... ELC 188.2
Descansando en el amor de Cristo, confiándole al Redentor y Dador de la vida el llevar a cabo para ti la salvación de tu alma, verás, al acercarte cada vez más a él, lo que significa estar a la vista del Invisible. Dios desea que reposemos confiados en su amor. El contentamiento que Cristo da es un don infinitamente más valioso que el oro, la plata y las piedras preciosas... ELC 188.3
Tus facultades perceptivas aumentarán en poder y agudeza si tu ser entero, cuerpo, alma, espíritu, está consagrado al cumplimiento de una obra santa. Esfuérzate al máximo, en y mediante la gracia de Cristo, por alcanzar la norma elevada que tienes delante. Puedes ser perfecto en tu esfera como Dios lo es en la suya... ELC 188.4
No debes considerarte meramente un recipiente pasivo de la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Dios te ha confiado preciosos talentos y exige el aumento de esos talentos. Él tiene derecho a los intereses del capital prestado... Sometiendo tu voluntad a la suya mejorarás en el habla y en las concepciones espirituales... ELC 188.5
Debes cuidar celosamente las facultades mentales de la mente. Tus pensamientos deben estar bajo el control del Espíritu Santo... Tu obra es avanzar hacia la perfección, progresando constantemente, hasta que al fin seas declarado digno de recibir la vida inmortal. Y aun entonces la obra de progreso no cesará sino que seguirá por la eternidad.—Carta 123, 1904. ELC 188.6