Pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer. Marcos 10:6, 7. ELC 207.1
Demasiado a menudo se asume la relación matrimonial sin la debida consideración. Nadie debiera casarse en la incertidumbre. Pero si no han sido considerados en este asunto y después del matrimonio se encuentran disímiles en carácter y propensos a cosechar infelicidad en lugar de gozo, no se enrostren mutuamente el hecho de que su matrimonio fue imprudente... Siempre se aumenta el daño cuando ya el esposo o la esposa, hallando a alguien que parece tener un espíritu afín, se aventura a confiarle al tal los secretos de su vida de casados. El mismo hecho de dar a conocer el secreto confirma la existencia de un estado de cosas que no sería necesario en absoluto si el marido y la mujer amaran a Dios sobre todas las cosas... ELC 207.2
En muchos casos en que se piensa que existen esas dificultades, la causa es imaginaria... Si marido y mujer hablaran libremente del asunto con el espíritu de Cristo, la dificultad se resolvería... Si amaran a Dios sobre todas las cosas, sus corazones estarían tan llenos, tan satisfechos con su amor que no serían consumidos del anhelo de afecto para ser manifestado en actos hacia ellos mismos. Muchos han equivocado el verdadero deber de la esposa hacia el esposo y viceversa. El yo se vuelve absorbente y Satanás ... tiene su red lista para atrapar al alma humana, para enredarla de tal forma con imaginaciones humanas que parezca imposible a la sabiduría humana desenredar los lazos de sus engaños finamente entretejidos. ELC 207.3
Pero lo que no puede la sabiduría humana puede hacerlo la sabiduría de Dios mediante la entrega de la voluntad, de la mente, del alma, de la fuerza, del ser entero a Dios.—Carta 76, 1894. ELC 207.4