Antes, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oreja oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que ha Dios preparado para aquellos que le aman. 1 Corintios 2:9. FV 366.1
“La gloria del mundo eterno ha sido abierta ante mí. Os digo que vale la pena ganar el cielo.... Si pudiéramos tener aunque sea una vislumbre de la ciudad celestial jamás desearíamos vivir nuevamente en la tierra. Hay panoramas muy hermosos en esta tierra y yo he disfrutado de todos estos bellos paisajes que la naturaleza ofrece.... La belleza que vemos en las escenas naturales no ofrecen ni comparación con las glorias del mundo eterno.”—The Signs of the Times, 8 de abril de 1889. FV 366.2
“¡Qué campo se abrirá allí a nuestro estudio cuando se quite el velo que oscurece nuestra vista y nuestros ojos contemplen ese mundo de belleza del cual ahora tenemos vislumbres por medio del microscopio; cuando contemplemos las glorias de los cielos estudiados ahora por medio del telescopio; cuando, borrada la mancha del pecado, toda la tierra aparezca en ‘la hermosura de Jehová nuestro Dios’! Allí el estudiante de la ciencia podrá leer los informes de la creación, sin hallar señales de la ley del mal. Escuchará la música de las voces de la naturaleza y no descubrirá ninguna nota de llanto ni voz de dolor. En todas las cosas creadas descubrirá una escritura, en el vasto universo contemplará ‘el nombre de Dios escrito en grandes caracteres’ y ni en la tierra, ni en el mar, ni en el cielo, quedará señal del mal.”—La Educación, 293. FV 366.3