El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel. Lucas 16:10. RJ 301.1
Es la atención concienzuda de lo que el mundo denomina “cosas pequeñas” lo que hace de la vida un éxito. Los pequeños actos de bondad, las pequeñas acciones abnegadas, el hablar palabras sencillas, útiles, la vigilancia contra los pequeños pecados, todo esto es cristianismo. El reconocimiento agradecido de las bendiciones diarias, un aprovechamiento sabio de las oportunidades cotidianas, el cultivo diligente de los talentos confiados, esto es lo que el Maestro espera. RJ 301.2
El que cumple fielmente los pequeños deberes, estará preparado para responder a la demanda de mayores responsabilidades. El hombre que es bondadoso y cortés en la vida diaria, que es generoso y tolerante en su relación con su familia, cuyo constante propósito es hacer feliz su hogar, será el primero en negarse a sí mismo y hacer sacrificios cuando el Maestro lo demande. RJ 301.3
Podemos estar dispuestos a dar nuestra propiedad a la causa de Dios, pero esto no valdrá a menos que le demos también un corazón amante y agradecido. Los que quieren ser verdaderos misioneros en campos extranjeros, deben primero ser verdaderos misioneros en el hogar. Los que desean trabajar en la viña del Maestro, deben prepararse para esto mediante el cultivo del pedacito de viñedo que El ha confiado a su cuidado. RJ 301.4
El hombre, “cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Proverbios 23:7. Muchos pensamientos forman la historia no escrita de un solo día, y estos pensamientos tienen mucho que ver con la formación del carácter. Debemos vigilar estrictamente nuestros pensamientos, pues un pensamiento malo deja una mala impresión en la mente. Si los pensamientos son puros y santos, el hombre mejora por haberlos acariciado. Aceleran el pulso espiritual y aumentan el poder para hacer el bien. Y así como una gota de lluvia prepara el camino para otra en el humedecimiento de la tierra, un buen pensamiento prepara el camino para otro... RJ 301.5
La más larga cadena se compone de eslabones distintos. Si uno de estos eslabones es defectuoso, la cadena no sirve. Lo mismo ocurre con el carácter. Un carácter bien equilibrado se forma por la buena ejecución de actos pequeños. Un defecto, cultivado en vez de vencido, hace imperfecto al hombre y le cierra la puerta de la Santa Ciudad. El que entre en el cielo deberá tener un carácter sin mancha, arruga ni cosa semejante. Nada que corrompa podrá entrar allí. En toda la hueste redimida, no se verá un defecto. RJ 301.6
La obra de Dios es perfecta como un todo, porque es perfecta en cada una de sus partes, por pequeñas que sean. Dios forma la hojita de pasto con el mismo cuidado con que haría un mundo. Si deseamos ser perfectos, como nuestro Padre que está en los cielos es perfecto, debemos ser fieles en hacer las cosas pequeñas.—Mensajes para los Jóvenes, 141, 142. RJ 301.7