La enfermedad, el padecimiento y la muerte son obra de un poder enemigo. Satanás es el destructor; Dios el restaurador. MM 13.1
Las palabras dirigidas a Israel se aplican hoy a los que recuperan la salud del cuerpo o la del alma: “Yo soy Jehová tu sanador”. MM 13.2
El deseo de Dios para todo ser humano se expresa en estas palabras: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. MM 13.3
“Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias”.—Consejos sobre la salud, 165. MM 13.4