El seguir métodos políticos nos meterá seguramente en dificultades. El que considera el favor de los hombres como más deseable que el favor de Dios, caerá bajo la tentación de sacrificar los principios en favor de la ganancia o el reconocimiento mundano. Así se sacrifica constantemente la fidelidad a Dios. La verdad, la verdad de Dios, debe ser acariciada en el alma y conservada con la fuerza del cielo, o el poder de Satanás la arrebatará. Nunca alberguéis el pensamiento de que un médico honrado y veraz no puede tener éxito. Un sentimiento tal deshonra al Dios de la verdad y la justicia. Puede tener éxito porque tiene de su parte a Dios y al cielo. Rechácese severamente todo cohecho ofrecido para disimular. Aferraos a vuestra integridad con la fuerza de la gracia de Cristo, y él cumplirá la palabra que os ha dado. MM 93.2
El estudiante de medicina, por joven que sea, tiene acceso al Dios de Daniel. Por la gracia y el poder divinos puede llegar a ser tan eficiente en su vocación como Daniel lo fue en su exaltada posición. Pero es un error considerar la preparación científica como lo de más importancia, mientras se descuidan los principios religiosos que son el fundamento del éxito en el ejercicio de la profesión. Muchos que desprecian el pensamiento de que necesitan confiar en Cristo para obtener sabiduría en su trabajo son alabados como hombres hábiles en su profesión. Pero si estos hombres que confían en su conocimiento de la ciencia, fuesen iluminados por la luz del cielo, ¡a cuánta mayor excelencia podrían llegar! ¡Cuánto más fuertes serían sus facultades y con cuánta mayor confianza podrían tratar los casos difíciles! El hombre que está íntimamente relacionado con el gran Médico tiene a su disposición los recursos del cielo y de la tierra, y puede trabajar con una sabiduría y una precisión infalibles, las que el impío no puede poseer. MM 93.3
Como Enoc, el médico debe andar con Dios. Esto será para él una salvaguardia contra todos los sentimientos engañosos y perniciosos por los cuales muchos se tornan infieles y escépticos. La verdad de Dios, practicada en la vida y seguida constantemente como guía en todo lo que concierne a los intereses de los demás, hará de los principios celestiales una barricada para el alma. Dios no se olvidará de nuestras luchas por mantener la verdad. Cuando pongamos toda palabra que procede de la boca de Dios por encima de la política mundana, por encima de todos los asertos del hombre falible y errante, seremos guiados en todo lo bueno y santo. MM 94.1
El médico cristiano, en su aceptación de la verdad por los votos bautismales, se ha comprometido a representar a Cristo, el Médico jefe. Pero si él no se mantiene en guardia estricta y permite que se quebranten las barreras contra el pecado, Satanás lo vencerá con tentaciones especiosas. Habrá una mancha en su carácter, que por su mala influencia amoldará a otros. La parálisis moral del pecado no sólo destruirá el alma del que se aparte de los principios estrictos, sino que tendrá poder para reproducir en otros el mismo mal. MM 94.2