La mente de la cual el error una vez se ha posesionado nunca puede extenderse libremente hacia la verdad, aun después de la investigación. Las antiguas teorías reclamarán reconocimiento. La comprensión de las cosas que son verdaderas, elevadas y santificadas será confusa. Las ideas supersticiosas penetrarán en la mente para mezclarse con la verdad, y serán siempre devastadoras en su influencia. El conocimiento cristiano lleva su propia estampa de superioridad sin medida en todo lo que concierne a la preparación para la vida inmortal y futura. Éste distingue al lector y creyente en la Biblia—quien ha estado recibiendo los preciosos tesoros de la verdad—, del escéptico y el creyente en las filosofías paganas. MM 116.2
Sed fieles a la palabra, “escrito está”. Expulsad de la mente las teorías peligrosas e imposibilitadoras que, si se les da cabida, retendrán la mente en esclavitud para que el hombre no pueda llegar a ser una nueva criatura en Cristo. Hay que restringir y vigilar sin cesar la mente. Debe proveérsele solamente el alimento que fortalezca la experiencia religiosa.—Manuscrito 42, 1904. MM 116.3