Que nadie enseñe cosas que el Redentor, el Dueño del hombre, de su cuerpo, alma y espíritu, no ha enseñado. No necesitamos ninguna enseñanza fantasiosa referente a la personalidad de Dios. Lo que Dios desea que sepamos de él está revelado en su Palabra y en sus obras. Las cosas hermosas de la naturaleza reflejan su carácter y su poder como Creador. Son su regalo a la raza humana, para mostrar su poder y demostrar que él es un Dios de amor. Pero nadie está autorizado a decir que Dios mismo en persona está en una flor, en una hoja o en un árbol. Estas cosas son la creación de Dios y revelan su amor a la raza humana. MM 122.3
Pero tomar las obras de Dios, y considerarlas como personificaciones de él, es una representación temeraria y equivocada de Dios. Fui llamada al comienzo de mis labores para enfrentar esta clase de representación, cuando en mi juventud el Señor me comisionó para ir y proclamar lo que él me había ordenado proclamar. Y mientras el Señor me dirija, debo ahora hacer lo que pueda para contrarrestar toda esa enseñanza, y las teorías que llevan a tales conceptos. Los que abrazan estas teorías no saben adónde se encaminan. MM 122.4
Lo que necesitamos con más urgencia es un conocimiento experimental de Dios como está revelado en su Palabra. Tal conocimiento nos capacitaría para ver nuestra imperfección de carácter y nuestra ignorancia respecto a nuestro Señor y Salvador Jesucristo... MM 123.1