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El dominio propio es un deber MJ 167

El cuerpo tiene que ser puesto en sujeción. Las facultades superiores de nuestro ser deben gobernar. Las pasiones han de obedecer a la voluntad, que a su vez ha de obedecer a Dios. El poder soberano de la razón, santificado por la gracia divina, debe dominar en nuestra vida. MJ 167.3

Las exigencias de Dios deben estamparse en la conciencia. Hombres y mujeres deben despertar y sentir su obligación de dominarse a sí mismos, su necesidad de ser puros y libertados de todo apetito depravante y de todo hábito perverso. Han de reconocer que todas las facultades de su mente y de su cuerpo son dones de Dios, y que deben conservarlas en la mejor condición posible para servirle.—El Ministerio de Curación, 92. MJ 167.4