Un claro concepto de lo que es Dios y de lo que él requiere que seamos producirá en nosotros una sana humildad. El que estudia correctamente la Sagrada Palabra aprenderá que el intelecto humano no es omnipotente. Aprenderá que, sin la ayuda que nadie sino únicamente Dios puede dar, la fuerza y la sabiduría humanas no son más que debilidad e ignorancia. MJ 186.3
El que sigue la dirección divina ha hallado la única fuente verdadera de gracia salvadora y felicidad real, y ha obtenido el poder de impartir felicidad a todos los que lo rodean. Nadie, sin religión, puede disfrutar realmente de la vida. El amor a Dios purifica y ennoblece todo gusto y deseo, intensifica todo afecto y da realce a todo placer digno. Habilita a los hombres para apreciar y disfrutar de todo lo que es verdadero, bueno y hermoso. MJ 186.4
Pero lo que sobre todas las demás consideraciones debiera inducirnos a apreciar la Biblia, es que en ella se revela a los hombres la voluntad de Dios. En ella aprendemos el propósito de nuestra creación y los medios por los cuales se lo puede alcanzar. Aprendemos a aprovechar sabiamente la vida presente y a asegurarnos la futura. Ningún otro libro puede satisfacer los anhelos del corazón o contestar las preguntas que se suscitan en la mente. Si obtienen un conocimiento de la Palabra de Dios y le prestan atención, los hombres pueden elevarse de las más bajas profundidades de la degradación hasta llegar a ser hijos de Dios, compañeros de los ángeles sin pecado.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 51, 52. MJ 186.5