Se nos ofrecen miles de medios para ser útiles. Nos quejamos muchas veces de que los recursos disponibles son escasos; pero si los cristianos tomaran las cosas más en serio, podrían multiplicar mil veces esos recursos. El egoísmo y la concupiscencia nos impiden ser más útiles. MJ 227.2
¡Cuánto no se gasta en cosas que son meros ídolos, cosas que embargan la mente, el tiempo y la energía que deberían dedicarse a usos más nobles! ¡Cuánto dinero se derrocha en casas y muebles lujosos, en placeres egoístas, en manjares costosos y malsanos, en perniciosos antojos! ¡Cuánto se malgasta en regalos que no aprovechan a nadie! Los cristianos de profesión gastan en cosas superfluas y muchas veces perjudiciales mucho más de lo que gastan en el intento de arrebatar almas de las garras del tentador. MJ 227.3
Muchos cristianos de profesión gastan tanto en su vestimenta, que nada les queda para las necesidades ajenas. Se figuran que han de lucir adornos y prendas de mucho valor, sin pensar en las necesidades de los que apenas pueden proporcionarse la ropa más modesta. MJ 227.4