Hermanas mías, si su modo de vestir está de acuerdo con las reglas de la Biblia, dispondrán de abundantes recursos con que auxiliar a las hermanas pobres. Dispondrán no solo de recursos, sino de tiempo, que muchas veces es lo que más se necesita. Son muchas las personas a quienes podrían ayudar con sus consejos, su tacto y su habilidad. Muéstrenles cómo se puede vestir sencillamente y, no obstante, con buen gusto. ¡Cuántas mujeres no van a la casa de Dios porque sus vestidos no les sientan bien y contrastan deplorablemente con los de las demás! Muchas de estas personas son quisquillosas al respecto y albergan sentimientos de amarga humillación e injusticia a causa de este contraste. Y por ello, muchas dudan de la realidad de la religión y endurecen su corazón contra el evangelio. MJ 227.5
Cristo nos manda: “Juntad los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada”.2Juan 6:12. Mientras que cada día millares perecen de hambre, en matanzas, incendios y epidemias, incumbe a todo aquel que ama a sus semejantes procurar que nada sea desperdiciado, que no se gaste sin necesidad nada de lo que puede aprovechar a algún ser humano. MJ 228.1
Malgastar el tiempo y nuestra inteligencia resulta pecaminoso. Perdemos todo momento que dedicamos a nuestros intereses egoístas. Si supiéramos apreciar cada momento y emplearlo en cosas buenas, tendríamos tiempo para hacer todo lo que necesitamos hacer para nosotros mismos o para los demás. Al desembolsar dinero, al hacer uso del tiempo, de las fuerzas y oportunidades, mire todo cristiano a Dios, y pídale que lo guíe. “Si alguno necesita sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos generosamente, y sin reprochar. Y le será dada”.3Santiago 1:5.—El Ministerio de Curación, 157-159. MJ 228.2