Cuando empiece el juicio y los libros sean abiertos, cuando sea pronunciado el “Bien hecho” del gran juez, y colocada en la frente del vencedor la corona de gloria inmortal, muchos levantarán sus coronas a la vista del universo reunido y, señalando a sus madres, dirán: “Ella hizo de mí todo lo que soy mediante la gracia de Dios. Su instrucción, sus oraciones, han sido bendecidas para mi salvación eterna” [...]. MJ 233.4
Se debería educar a los jóvenes para que se mantengan firmes de parte de la rectitud en medio de la prevaleciente iniquidad, para que hagan todo lo que puedan para detener el progreso del vicio, y promover la virtud, la pureza y la verdadera virilidad. Las impresiones hechas sobre la mente y el carácter en la época temprana de la vida son profundas y duraderas. Una educación poco juiciosa o las malas compañías ejercerán a menudo sobre la mente joven una influencia mala, que todos los esfuerzos posteriores no podrán borrar.—The Signs of the Times, 3 de noviembre de 1881. MJ 233.5