Si pudieran ser abiertos los ojos de los jóvenes engañados, verían la mirada maliciosa y de triunfo con que Satanás contempla su éxito en arruinar a las almas. Trata, por todo medio concebible, de adaptar sus tentaciones a las distintas disposiciones y circunstancias de aquellos a quienes desea enredar. Ensayará todo ardid, y si los que son objeto de estas tentaciones no buscan a Dios, serán cegados para no ver sus engaños, y se sentirán confiados en sí mismos, autosuficientes, ignorando su condición y su peligro. Pronto llegarán a despreciar la fe entregada una vez a los santos. MJ 60.2
Hablo a los jóvenes como persona que sabe, a quien el Señor ha puesto de manifiesto los peligros que acompañan la senda por donde van. La confianza en ustedes mismos los conducirá a la trampa del enemigo. Los jóvenes no piden consejo a Dios ni lo hacen su refugio y fortaleza. Se relacionan con plena seguridad, confiados en que son enteramente capaces de escoger lo bueno y de comprender los misterios divinos por medio de sus facultades de raciocinio, como si pudieran descubrir la verdad por sí mismos. MJ 60.3
Tememos más por los que confían en sí mismos que por cualquiera de los otros, pues serán atrapados ciertamente en la red tendida por el gran adversario de Dios y del hombre. Alguna persona elegida como amigo familiar y que ha sido manchada con la corrupción de la duda, instilará su levadura de incredulidad en las mentes de esta clase. Conquistará su atención adulándolos ampliamente por su talento, por su superioridad intelectual, incitándolos a ambicionar una elevada posición, y la atrofia moral se manifestará en ellos. Los que se exaltan en su propia opinión, despreciarán la sangre del Sacrificio expiatorio y contrariarán al Espíritu de gracia. MJ 61.1
Quizá sean los hijos de padres observadores del sábado, que han tenido gran luz y han sido el objeto de la más tierna solicitud, los que dejen una herencia vergonzosa, los que siembren viento y recojan torbellino. En el juicio, los nombres de los que han pecado a despecho de una gran luz, se hallarán escritos con los de los que estén condenados a estar separados de la presencia del Señor y de la gloria de su poder. Se perderán y serán contados entre los despreciadores de la gracia de Cristo. MJ 61.2
Preferiría ver a mis hijos en el sepulcro, antes que verlos tomar el camino que conduce a la muerte. El hecho terrible de que yo hubiera alimentado hijos para que pelearan contra el Dios del cielo, para que engrosaran las filas de los apóstatas en los últimos días, para que marcharan bajo la negra bandera de Satanás, sería ciertamente para mí un pensamiento horroroso. MJ 61.3