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Jesús manifestó una aptitud especialmente amable 1MCP 178

Durante su infancia, Jesús manifestó una aptitud especialmente amable. Sus manos voluntarias estaban siempre listas para servir a otros. Revelaba una paciencia que nada podía perturbar, y una veracidad que nunca sacrificaba la integridad. En los buenos principios, era firme como una roca, y su vida revelaba la gracia de una cortesía desinteresada. Con profundo interés, la madre de Jesús miraba el desarrollo de sus facultades y contemplaba la perfección de su carácter. Con deleite trataba de estimular esa mentalidad inteligente y receptiva. Mediante el Espíritu Santo recibió sabiduría para cooperar con los agentes celestiales en el desarrollo de este niño que no tenía más padre que Dios.—El Deseado de Todas las Gentes, 49 (1898). 1MCP 178.2