Si los maestros hubieran estado aprendiendo las lecciones que el Señor deseaba que aprendieran, no habría una clase de alumnos cuyas cuentas deban ser pagadas por alguien o deban salir del colegio con una pesada deuda sobre ellos. Los educadores no están haciendo la mitad de su trabajo cuando saben que un joven está dedicando años de intensa aplicación al estudio de los libros y no busca ganar los medios necesarios para pagar sus estudios, y sin embargo no hacen nada sobre el asunto. Hay que investigar cada caso, debe preguntarse con bondad e interés por cada uno de estos jóvenes para evaluar su situación financiera. 1MCP 203.2
El ejercitar la razón que Dios le ha dado en armonía con sus capacidades físicas, su cabeza, su cuerpo, sus manos y sus pies debe ser presentado como algo de supremo valor. El uso correcto del propio ser es la lección más valiosa que se puede aprender. No debemos hacer solamente trabajo mental y detenernos allí o hacer esfuerzos físicos y detenernos allí; sino que hemos de hacer el mejor uso de cada una de las diferentes partes que componen el cuerpo humano: cerebro, huesos y músculos, cabeza y corazón. Nadie está preparado para el ministerio si no entiende cómo hacer esto.—Carta 103, 1897. 1MCP 204.1