El maestro debe estar capacitado para su trabajo. Ha de tener la sabiduría y el tacto necesarios para entender las mentes. Por grande que sea su conocimiento científico, por excelentes que sean sus cualidades en otros ramos, si no logra conquistar el respeto y la confianza de sus alumnos, sus esfuerzos serán vanos.—La Educación, 278, 279 (1903). 1MCP 205.1