Los maestros deben considerar que están tratando con niños, no con hombres y mujeres. Son niños que tienen todo por aprender, y aprender es mucho más difícil para algunos que para otros. El alumno lento necesita más motivación de la que recibe. Si se pone sobre estas mentes diferentes a maestros a quienes por naturaleza les gusta mandar y dictar y engrandecerse por su autoridad, quienes tratan con parcialidad y tienen favoritos por quienes muestran preferencias mientras tratan a otros con rigor y severidad, se creará un estado de confusión y de insubordinación.—Fundamentals of Christian Education, 269, 270 (1893). 1MCP 205.4